Un poco de historia
Casetas, primera década del siglo XX.
Se comienza a construir una azucarera, en la que se obtenÃa azúcar por medio de remolacha.
Para ello es necesario un quÃmico, que viene de Rusia. Este quÃmico se apellidaba Turka. Evidentemente, nadie en el pueblo sabe hablar ruso, por lo que es necesario un intérprete. El hombre que dirigirÃa la azucarera, Ferrer, hizo de mediador entre la familia rusa y los habitantes de Casetas.
La hija del quÃmico, llamada Luzmila Turka, hizo un cuadro en el que aparecÃa una rana, un gato y un jarrón roto, que acabó el 1 de noviembre de 1911. Lamentablemente, no es famoso ni ninguna joya.
Derribo de la torre de la azucarera
¿Que cómo sé esto? Pues porque el hombre que está sentado en la foto de abajo, el que hacÃa de traductor a los rusos, era mi tatarabuelo:
El cuadro ese lo tiene mi yaya, y en tres años será antigüedad.
Curioso, ¿eh?