El cura

En la iglesia a la que vamos normalmente hay dos curas. Uno es normal, y el otro…
Es un señor mayor (60 años), pelo blanco, bueno, como casi todos. Después del Evangelio ha estado durante 20 minutos hablando de cosas sin ningún sentido (casi me duermo). Lo pero ha sido después: cuando habían ido las señoras mayores a por las cestas para hacer la colecta, han salido conforme las cogían, y el cura ha dicho “No, no salgáis todavía, hasta que estén las cuatro filas bien puestas”. Luego, al final de la misa, el cura ha dicho “Y cuando dé la Comunión, no seáis impacientes, que se forman embotellamientos”. Y esto dirigiéndose a octogenarias que van con la gayata o muletas…

También había una señora que, en un momento determinado, ha empezado a toser. La señora no paraba, se ha estado 10 minutos con una tosecilla muy molesta, hasta que ha sacado un caramelo del bolso. Le ha costado un par de minutos abrirlo, y se lo ha metido a la boca. Ha seguido tosiendo, y el caramelo… al suelo. Entonces ha agarrado el bastón y ha empezado a darle golpecitos al caramelo para acercárselo. Cuando lo tenía en los pies, se ha agachado y, estirando mucho la mano, casi se da con el borde del banco de enfrente…

Se lo ha comido.


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