¿POR QUÉ?

TODAS. Absolutamente todas. Cualquier idea útil que he tenido a lo largo de mi vida acaba por desarrollarse al cabo de 3 ó 4 años. 

Por ejemplo, en el 2005 se me ocurrió la idea de un enooorme túnel, con vacío en su interior y anillos magnéticos que propulsarían unos vehículos (con imanes de la misma polaridad) mediante pulsos constantes. De acuerdo. Ficción hoy, puede que realidad dentro de 100 años (o menos, quién sabe). Entonces, no sabía ni que eso se llamaba maglev.
Pero, creedme, fastidia un montón leer esto. 
Y otra, la estantería Tetris. Podéis leer la historia y los planos de montaje aquí.
Para culminar esta serie de catastróficas desdichas (me gustó esa película; sólo se puede describir como weird): hace poco (unos meses) se me ocurrió la idea de que estaría bien aprovechar la energía que producimos al caminar. Pensé en un sistema de generadores extremadamente pequeños que, gracias al movimiento ondulatorio del pie caminando, harían que se produciese energía. También otro sistema de montones de émbolos y muelles (extremadamente pequeños), que vendría en una cómoda suela lista para engancharse en el pie. Vale. Mi padre se lo tomó a broma. 
Y hoy, al coger la Quo (Abril 2009, página 22), me encuentro con esto:
Calzado Energético
Equipado con microtransformadores en forma de chip que convierten la energía de cada pisada en electricidad [...] Los prototipos existentes ya son capaces de recargar un móvil y un MP3.
En fin…

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