¡Hola, Chicago!

Hoy, sábado 27, he salido de casa con mis padres de casa a las 4:30 de la madrugada para coger un autobús en el Paraninfo que me llevase a Madrid. Después de las despedidas y los retrasos de gente de rigor, hemos salido a la 5:00. Cuatro horas después estábamos en el aeropuerto, para tomar el vuelo que salía a las 12:15. Nos hemos reunido el resto del grupo (voy con mi vecino y compañero de clase del año pasado en Irlanda, Juanlu) y hemos facturado. Luego hemos accedido adentro, y entonces han comenzado los problemas: overbooking. Nuestra monitora y tres más (del grupo, porque en total igual se han quedado “en cola de espera” unos 30) no tenían billete, así que, para no dividir al grupo, habría que haber cogido otro vuelo. Milagrosamente, cuando estábamos ya todos desesperados y las puertas cerrándose, nos han dicho que pasábamos. Ni cortos ni perezosos, hemos ido corriendo al avión pensando que no llegábamos. Craso error: el tiempo sobraba. Hemos tenido que esperar unos tres cuartos de hora a que sacasen las maletas de los que se han quedado en tierra, y cuando finalmente pensábamos que ya despegábamos, han vuelto a posponer el vuelo por problemas con el tráfico aéreo. Con casi dos horas de retraso, ha comenzado nuestro viaje de nueve horas de duración para cruzar el charco.

Después de tanto ajetreo, hemos llegado a las 18:00, hora local (1:00 a.m. en España) a O’Hare, el aeropuerto de Chicago. Y ya para terminar con las esperas, ha habido que reclamar por 6 equipajes perdidos que se han quedado en Madrid (por suerte, mañana se los enviarán a sus propietarios).

Ahora mismo estoy en la casa. Mi familia es un poco peculiar: la que me acoge, Lisa, es fotógrafa de mascotas. También vive en el sótano un chico, Bryan, que tiene tres monitores panorámicos y una tele de 50″. Además, vive otra persona, pero que casi nunca pasa por aquí. La casa es enorme, y parece sacada de una revista de decoración. De momento, una de las mejores cosas que me he encontrado es… ¡una BLENDTEC!

Bueno, os mantendré informados, ahora creo que nos iremos a comprar por ahí algo para comer, o quizá esperemos a Lisa, que se ha tenido que ir a trabajar a Michigan.


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