Mis sueños evolucionan

No suelo colgar aquí cosas de mis sueños, pero me acabo de levantar y el que he tenido esta noche bien merecería una novela entera.

Resulta que mi familia necesitaba dinero para hacer algo (¿pintar las paredes? En esos detalles mi cerebro no se fija mucho), y entonces mi abuela sacaba con veneración una tarjeta de regalo del Corte Inglés con anotaciones del puño y letra de JFK (que, al parecer, había sido familiar mío, pero lo habían ocultado). Al parecer, en la tarjeta esta salían unas indicaciones que llevaban a la primera pista, y mi familia contrataba los servicios de dos buscadores de tesoros especializados en este tipo de situaciones. Yo acompañaba a uno de ellos por diversos sitios, como un Wok chino en el que, de paso, he comido bastante: mi mente ha tenido la decencia de ilustrar con todo lujo de detalles el sushi, los rebozados, ensaladas…

Por algún motivo extraño, a Kennedy no le caía bien el cazatesoros al que yo no acompañaba. Eso, o en vida había decidido que sólo se podía llevar el tesoro uno. El caso es que en el Wok de marras había gente de mi clase (?), que en realidad eran infiltrados haciendo maniobras de espionaje, y yo debía eludirlos por un complejo sistema de ascensores interconectados.

Más tarde, me encontraba yo solo en el salón de la casa de campo de mis abuelos, donde todo había empezado todo, y vi una cuerda sospechosa que toda la vida había estado ahí, algo similar a la cadena de la que se estiraba en los trenes de vapor para hacer sonar el claxon. Ni corto ni perezoso, tiré de la cuerda y el suelo empezó a temblar, apareciendo una sima que engulló medio salón. Justo en ese instante llegó el cazatesoros contrario (el que me acompañaba se perdió por el camino), pero tras una breve refriega acabó cayendo por el agujero.  Yo me encontré en la tarjeta de regalo del principio una nota que aludía al incidente que acababa de sufrir, y decía en clave (en mi sueño, la letra de JFK era cursiva, boli azul, y me costaba entenderla) que en la leñera había otro papel. Y así era: tras revisar un poco entre las maderas, me encontré con una cartulina, escrita también a mano por mi supuesto familiar, y me puse a leerla. Para evitar que alguien más me la quitase, emprendí un paseo disimulando hasta el baño, donde eché el pestillo y pude comenzar la lectura del escrito. Al poco tiempo alguien al otro lado de la puerta empezó a golpearla, pero me dio tiempo a leer el texto: al parecer, habíamos ganado 10.000€. Había segundo y tercer premio (?), pero había una aclaración: parte del dinero ya había sido entregado a una sobrina de Kennedy porque necesitaba un coche nuevo mientras éste vivía.

Y, como toda gran película, había un “__ meses después”: me encontraba en mi academia de inglés, hablando de presidentes de Estados Unidos, cuando solté que Kennedy era familiar mío, y entonces me hacían contarlo de nuevo, pero explicando nuevas incógnitas, pues mi profesor era experto en el tema (?!!).

Además, al final del sueño había un breve espacio en el que se explicaba cómo hacer con Photoshop una réplica de la carta recibida, con su tipografía incluida (curiosamente, había una posdata que decía algo así como “que Aníbal Barca te proteja”, a lo que mi abuela replicaba que “en esa época se había vuelto un poco raro”).

Supongo que dentro de poco me comprarán los derechos de la película, o bien unos señores amables con camisetas blancas de manga larga vendrán a mi casa.


2 Responses to “Mis sueños evolucionan”

  • Borjano Says:

    Lo que yo me pregunto. ¿De que color querían pintar las paredes?.
    Lo demás está claro, estas como un regadera.

  • Ernesto Says:

    Tengas la idea que tengas, un estadounidense, un ruso, dos chinos y cinco japoneses ya la habrán pensado y desarrollado mejor hace meses.
    Suele pasar.

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