Querido blog
Querido blog:
El otro dÃa te escribà por primera vez en casi un año. Aunque en todos estos meses me he propuesto hacerlo en varias ocasiones, por diversos motivos he acabado posponiéndolo, diluyendo en el tiempo las pequeñas punzadas de culpa que me provocaba no hacerlo. De hecho, llegué a escribirte dos entradas, aunque no te lo creas. Una, cuyo tema no logro recordar, acabó en el limbo de los posts esperando una conexión a Internet que nunca llegó: escrita en un archivo de texto y guardada en una olvidada carpeta sepultada en las profundidades de mi disco duro. La otra, más reciente, no llegué a terminarla por suerte para ti y para mÃ. No aportaba nada, y fue fruto de un arrebato de rabia de esos que te impulsan a vomitar palabras hasta dejarte sin fuerzas. Ahora reposa en la papelera de reciclaje, esperando un inminente formateo que la devolverá al sitio de donde no deberÃa haber salido.
Te preguntarÃa por tu salud, pero prefiero serte sincero y no hacerme el sorprendido cuando me contestes que has estado muy relajado, con ocasionales convalecencias de las que poco recuerdas. Tranquilo, ya lo sé, y aunque no lo parezca mi padre y yo nos hemos preocupado cuando te has quedado sin energÃa, dándote de nuevo los voltios que te mantienen con vida.
Pero, como decimos las personas, no sólo de pan vive el hombre. O, como podrÃamos decir sobre los de tu especie, no sólo de un servidor bien cuidado vive el blog. Tanto nosotros como vosotros necesitamos algo más para vivir, y se trata de las palabras. De ese alimento has estado privado en los últimos tiempos, algo de lo que no me he preocupado tanto como deberÃa. Hace unos semanas te hice una visita (puede que te dieras cuenta, aunque intenté no hacer ruido), y contemplé con cierto dolor el estado en el que te encontrabas. Parece ya algo lejano, pero hace 4 ó 5 años recibÃas tu buena dosis de entradas cada dos dÃas. En cambio, en el último año tan solo has tenido una.
A lo largo de tu existencia has sido testigo de cómo he ido creciendo, y has sido tal vez quien más me haya conocido, tanto por las entradas que te he escrito como por los borradores que guardas que nunca vieron la luz. Pero, como ya te he dicho, en estos doce meses no has tenido noticias de mÃ. Lo cual es una noticia en sà misma, mal que me pese. Me gustarÃa tener la fuerza de voluntad necesaria para cumplir el propósito, polvoriento ya, de publicarte un post de vez en cuando, pero creo ese no es el único motivo que me impide contarte nuevas historias. Hace ya tiempo me di cuenta de que, cuanto más tiempo dejaba pasar entre entrada y entrada, más intenso se hacÃa un sentimiento a medio camino entre la pereza, el miedo a no saber sobre qué escribir y la falta de inspiración. Pero también advertà que con tan solo ponerme ante un folio en blanco y comenzar a deslizar el bolÃgrafo (o las teclas) las ideas comienzan a surgir salvajemente, y la falta de inspiración se convierte en su opuesto: hay tantas cosas que contar que falta tiempo o espacio (que es lo que me está pasando ahora). Esto, junto con la reducción de ratos a solas que pueda disfrutar que ha traÃdo el ritmo de vida que he llevado durante el último año creo que ha sido en gran parte la causa de que no haya podido enviarte las entradas que me hubiese gustado redactar.
PodrÃa decirte que todas esas palabras que he estado a punto de escribirte en algún momento no están perdidas, que viven en mi memoria y, con algo de suerte, en forma de una fotografÃa o tuit que las evoque; o en una rápida anotación en la pequeña libreta que intento llevar siempre conmigo. Pero, aunque esto sea cierto, muchas pensamientos e ideas quedaron huérfanos y se han extraviado en el olvido, tal vez para siempre. Pero no está todo perdido: si bien no se pueden escribir los posts que no nacieron, sà se pueden escribir aquellos que están por nacer.
Bueno, blog, me alegro de haber pasado este rato contigo. Creo que lo necesitábamos los dos, y me gustarÃa repetir cuanto antes. Tú ya sé que también. Ahora voy a ver si logro arreglar un poco este té que me he hecho hace unos párrafos, se ve que con las prisas le he quitado las hojas demasiado pronto y está bastante aguado. ¡Ah! Intenta no enfermar mientras esperas mi próxima entrada, que dentro de poco me toca actualizarte la versión de WordPress y tienes que estar sano para eso. Pero no te preocupes, será sólo un pinchacito y volverás a la normalidad. A la de hace un tiempo, si todo va bien.
Un abrazo,
Juan
septiembre 9th, 2013 at 21:54
A ver si es verdad que le haces el boca a boca a tu blog. Ya ves que yo todavÃa te sigo, porque si no ahora no te estarÃa escribiendo este comentario, asà que espero que vuelvas a darnos la lata a tus seguidores cada dos dÃas o cuando encarte.
Hasta pronto
septiembre 14th, 2013 at 16:07
Venga Juan, actualiza, que hace mucho que no se de ti!
noviembre 21st, 2013 at 18:33
Tanto nosotros como vosotros necesitamos algo más para vivir, y se trata de las palabras.