En Lisboa

Ya llevo un par de d’ias (volvemos a los teclados sin acento…) en Lisboa, y la verdad es que estamos muy bien. En el hotel hay un par de ordenadores con conexi’on a Internet gratuita, pero es casi imposible cogerlos debido a que siempre est’an llenos de cr’ios jugando a minijuegos.

Ayer estuvimos viendo la ciudad, llena de edificios peculiares. Concretamente, me ha sorprendido que muchos edificios, en vez de estar pintados, est’en cubiertos de azulejos. 
Hoy hemos ido a las afueras a ver Sintra, un pueblecito cercano en el que la antigua realeza veraneaba: nunca hab’ia visto tantos caserones lujosos juntos. En especial, me ha gustado el Palacio da Pena, un regalo de no-se-qu’e rey a su mujer: el interior no ten’ia nada que envidiar al exterior. Pongo una foto aqu’i:
En fin, sabed que estoy bien por estas tierras. Y a la vuelta, intentar’e resucitar al blog.

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