abr 8 2011

A Italia!

No había comentado nada, así que lo digo ahora: en un par de horas me voy a Italia de viaje de estudios con el cole hasta el 16, así que esto estará más parado de lo habitual. ¡Me tomaré unos cuantos helados a vuestra salud, no lo dudéis!


sep 11 2010

Encerrado en un pabellón con un loco armado fuera

Espero que el título os haya llamado la atención. Además, ésta es una historia verídica.

Un día, en Estados Unidos, fuimos a la piscina. Todo estaba tranquilo, y no había nada digno de mención. Pero cuando nos acercamos a la puerta, nos dimos cuenta de que había policías alrededor, y nos metieron rápidamente dentro de un polideportivo en el que ya había al menos doscientas personas. Nadie sabía bien qué estaba ocurriendo, y todos estábamos un poco preocupados. Al cabo de un minuto o dos, cerraron las puertas con llave y protegidas por varios policías y encargados de la piscina.

Conforme el tiempo iba transcurriendo, nos fuimos enterando de qué estaba pasando: al parecer, un hombre armado con pistola se estaba paseando tranquilamente por la piscina, lo que provocó varias llamadas a la policía. Rápidamente llegaron los agentes, y estuvieron hablando con él para que soltase el arma (todo esto cuando nosotros ya estábamos bien encerrados y protegidos). Al final, tras dos horas de infructuosa negociación, el tipo se voló la cabeza.

Sonará muy americano, pero todo el mundo me dijo que era la primera vez que vivía algo así, por lo que no debe de ser el pan de cada día. ¡Pero me tocó a mí!


sep 4 2010

En O Cebreiro

Hoy, tras cruzar Castilla y León de Este a Oeste, hemos llegado finalmente a Galicia tras subir con 40º el “pequeño desnivel” que hay para llegar a O Cebreiro. Ya queda poco para volver a la vida cotidiana, y casi acto seguido, al colegio. ¡Oh, no!


sep 1 2010

En El Burgo Ranero

Bueno, voy a comentar por aquí la jornada de hoy:

Nos hemos levantado a las 5:30, y a las 7 ya habíamos salido de Hospital de Órbigo, para hacer una etapa de 37 kilómetros (aunque al final han resultado ser 39). Al principio se me ha hecho algo pesado porque llevaba los pies algo tocados, pero al cabo de un rato he entrado en calor y he ido bastante bien. Además, he descubierto que marcar un ritmo (Un, dos, un, dos) aligera bastante.

Hemos pasado por Astorga, y ya cuando nos acercábamos a nuestro destino (a unos 7 km) ha empezado a llover. No era mucho problema, ya que contábamos con capas y algunos con botas de Gore-Tex, pero la verdad es que la lluvia cansa.

Al llegar al albergue nos han recibido muy bien, y yo ya he pasado a la ducha. Había tres, una de ellas muy limpia para la cantidad de gente que hay en el albergue. Si pensármelo, he entrado en esta. Ya cuando estaba preparado  dar el agua, me he dado cuenta de que el grifo sólo tenía dos posiciones: Cerrado y Helada. Resulta que tienen agua de manantial (por lo menos tiene que estar a 4º), y yo me he duchado acordándome de la madre del pozo, y pensando en lo poco avanzado que estaba ese pueblo.

Al terminar de ducharme, mi padre me dice que su ducha salía demasiado caliente. Vamos, que soy el único pardillo que se ha duchado con agua helada teniendo dos hermosas duchas con agua templada. En fin…

Ya me queda menos para volver; por aquí todo va bien.


ago 28 2010

En El Burgo Ranero, de peregrino

Como ya sabéis, estoy haciendo el Camino de Santiago (a tramos, cuando hay vacaciones). Hoy hemos llegado a El Burgo Ranero, un pueblo de la provincia de León, tras una etapa de 30 kilómetros. Para estrenar los pies desde hace bastante tiempo, ha ido relativamente bien.

Anoche cenamos con otro peregrino, o más bien un habitante del camino. Conozco a mucha gente que no hace etapas muy largas, pero él se lleva la palma: el último día que caminó (porque llevaba ya unos días en el albergue en que paramos) hizo 3 kilómetros. Toma ya.

Bueno, aunque sea una locura, son ya las 21:20 y se va haciendo hora de irse a la cama (hoy estaba despierto/zombie antes de que saliera el Sol). Así que, hasta dentro de unos días, por aquí las entradas no creo que sean muy extensas (o sí, si paro en un pueblo con Internet, cosa fácil, y que sea realmente pequeño).


ago 27 2010

Fiesta, última visita a Chicago, Despedida (15-17/07)

Con esta entrada, un mes después de mi regreso, termino el relato de mis experiencias en Estados Unidos.

Jueves 15: Por la mañana estuve haciendo mi maleta, y pesándola cada 5 minutos. No fue especialmente interesante. Por suerte, sí lo fue lo que hice por la tarde: la encargada americana del viaje organizó una fiesta en su casa para los españoles, y las host families que quisieran. Hubo bastante comida y bebida, y nos lo pasamos mejor que en la primera fiesta, ya que no sufríamos los efectos del jet-lag. A eso de las 23:30 volvimos cada uno a nuestra casa, ya que teníamos que descansar para la excursión del día siguiente (la última).

Viernes 16: por la mañana salí en tren a primera hora hacia el centro de Chicago. Allí nos reunimos con el resto del grupo, junto a la famosa Torre Sears (ahora Willis Tower). Debido al precio, y, en mi caso, a que ya había subido a otro rascacielos desde el que las vistas eran mejores (Torre Hancock), algunos nos quedamos en la parte de abajo.

442 metros de acero y cristal.

A las 12 habíamos quedado con la coordinadora en otro edificio y, como se acercaba la hora y la mayor parte del grupo no había salido aún de la torre, empezamos a pensar que ya se habrían marchado, que habrían supuesto que nos habíamos ido ya… Así que yo me puse algo nervioso, por lo que pregunté en recepción si había algún teléfono por ahí. La recepcionista me dejó el suyo, pero el número al que llamé comunicaba, por lo que no conseguí nada. Sin embargo, la cosa “empeoró” cuando ella sacó su walkie-talkie y dijo algo así como “¿Seguridad? Código 3, menor perdido”. Por suerte, en ese momento exacto emergieron por las escaleras mecánicas la monitora y el resto de españoles, por lo que se acabó la agobiante espera.

Una vez nos hubimos reunido con la coordinadora, nos dieron 3 horas de esparcimiento. Alejandro, Jaime y yo nos fuimos con dos franceses de cuyo nombre no puedo acordarme a la calle principal de Chicago, Michigan Avenue, pues estaba cortada por el rodaje de Transformers 3. Toda la avenida era un caos: había un montón de curiosos, muchísimos policías, no se podía cruzar por algunas zonas… Nos obligaron incluso a bajar a una especie de calles inferiores que hay bajo el centro de Chicago: la “planta calle” está construida sobre una superficie, y debajo hay incluso entradas a hoteles, todo señalizado y con aceras; el resultado era de muy mala muerte.

Lo del fondo es humo, y la calle estaba llena de cascotes.

Después de media hora atrapados en los sótanos de la ciudad, conseguimos emerger a la altura de Millenium Park. Allí nos pararon dos empleados ataviados con uniforme, y nos propusieron firmar y escribir nuestro correo electrónico en una hoja a cambio de que ellos nos diesen una bolsita de caramelos de colorines. Yo no quise ninguna de las dos cosas, pero insistieron en los caramelos, así que los cogí. A los 10 metros estaban en la papelera.

¿Se parece al Guggenheim? Es que es del mismo arquitecto.

Después quisimos ver algo más de Chicago, así que cogimos un barco de transporte que recorre un buen tramo del río Chicago, y aprovechamos para hacer fotos. Ya que el barco es un taxi (de hecho, se llamaba water taxi), el precio era muy reducido: 2$ por viaje. Ya que no nos bajamos en el destino, y volvimos directamente, el capitán, un señor muy majo, nos regaló la vuelta. Es un trayecto muy recomendable, ya que se ve la ciudad desde otra perspectiva.

Geek on the Chicago River

Más tarde entramos en una biblioteca, y acto seguido nos reunimos de nuevo con el grupo. Cuando estuvimos todos juntos de nuevo, nos fuimos a un restaurante de Wok a por nuestra Última Cena; estaba bastante bien. El mejor momento fue cuando uno se fue al baño y le pusimos wasabi dentro de su comida, fue una lástima que se diera cuenta.

Ya por la noche, de vuelta en casa, me puse a dar los últimos retoques a mi maleta. Como hago siempre antes de meterlo todo dentro, dejo aparte todo lo que compré o me regalaron durante mi viaje:

A ver si encontráis todo lo que hay :)

Sábado 17: por la mañana cerré definitivamente mi maleta, y Lisa y yo estuvimos esperando a que llegasen los Fischer, quienes me iban a llevar al aeropuerto ya que su coche es mayor. Cuando llegaron, estuvimos un rato habladndo, y luego me despedí de Lisa, metí la maleta en el maletero, y dije adiós a Lombard.

Nosotros llegamos los primeros al aeropuerto. Allí me despedí de Susan, Abby, Claire y John; y al poco pasamos al interior del aeropuerto. ¡Hasta la próxima, Chicago!

Cabe destacar el muñeco (Matías) que hice en el avión, para el asombro de la tripulación, con las cajas de comida y diversas cosas que había por el avión. ¡Incluso podía abrir y cerrar la boca con un mecanismo hecho con tenedores!

En plateado, los nombres de todos los españoles del grupo.