¡Adiós, aparato!

Después de 11 meses, visitas cada dos semanas al dentista, brackets rotos y molestias varias, vuelvo a ser humano, y no un Terminator.

Ha habido suerte, los dientes se han movido muy rápido, ya que, en principio, iba a ser cosa de entre año y medio y dos.
Es bastante curiosa la sensación de pasar la lengua por los dientes y notar… dientes. Y la de comer sin que se enganchen restos de comida entre los brackets (en realidad, tenía sus ventajas: después de comer, incluso varias horas más tarde, podías succionar un poco y seguir comiendo algún que otro resto).

Leave a Reply