A pesar de que se intenta fomentar la lectura desde varios sectores y en varios medios, la gente joven sigue sin leer. Por poner un ejemplo cercano, en mi clase más de la mitad utilizaría antes un libro para lanzarlo que para ver cómo se titula (y no digamos abrirlo siquiera). Y la mitad de los restantes lo dejarían a las dos páginas.
¿Por qué? Se dice que los videojuegos e Internet están acabando con la lectura. Que Tuenti y compañía están promoviendo la incultura. No digo que no lo hagan, pero, desde mi punto de vista, no es esa la causa principal. Los responsables de que los niños lean son los padres y los colegios. Y yo me voy a meter con los colegios: una gran parte de la culpa la tienen ellos. Yo sólo puedo hablar con certeza del mío, pero por lo que he oído, en bastantes otros pasa igual: la única actividad para fomentar la lectura es leer un libro por evaluación. Libro que, o bien es de una colección barata de una editorial, o bien un clásico (contra los que no tengo nada en contra, pero más abajo cuento las pegas).
Uno de los mayores problemas que hay es que se impone la lectura como una obligación, nunca como una alternativa al ocio. Por ejemplo, para la anterior evaluación yo tuve que hacer un trabajo sobre las
Leyendas de Bécquer. El libro no estaba mal (había relatos que me gustaron bastante), peo el trabajo que lo acompañaba hizo que lo odiase durante un tiempo. En mi caso, me las leí todas, pero como en general la clase no estaba por la labor de hacer un folio de actividades por leyenda, hicieron la tarea en grupos. Vamos, que cada uno se leyó una o dos leyendas, y luego juntaron trabajos.
El extremo ha llegado en esta evaluación: para un libro de 26 páginas (San Manuel Bueno, mártir, de Unamuno, que me ha gustado bastante) hemos tenido que hacer 26 ejercicios.
¿Cómo pretenden que nos guste leer si el único contacto que muchos tienen con los libros es a través de tediosos trabajos? Porque el profesor dijo “Tenéis suerte, el siguiente libro será muy corto”. No dijo nada de lo que venía después. Para hacer los 26 malditos ejercicios me he tenido que leer el libro más de 8 veces.
Además, desde pequeño, muchas veces los libros que nos han mandado leer han sido “baratos de editorial”, las típicas colecciones de autores desconocidos. Historias insípidas y pegajosas, con tramas sin sustancia. Podríamos haber leído
La historia interminable, o incluso aprovechar el tirón de
Harry Potter para impulsar la lectura. O, llegando más lejos, ¿por qué no empezar con el cómic? Yo de pequeño he leído muchísimo de
Mortadelo y Filemón, de
Obélix y Astérix, de
Tintín… También son lectura. Quizá sea un poco tarde en 4º de ESO, pero si un día nos mandasen de deberes leer un cómic, probablemente muchos lo harían. Y si se empezase así desde pequeños, seguramente ahora la lectura no sería algo mal visto en muchas situaciones.
Este anuncio está bien, pero lo que menos me gusta es la manera en cómo marcan las páginas: ¡doblar una esquina es sacrilegio! Para algo se inventaron los marcapáginas, ¿no?