Martes 13: por la mañana me fui con John, el hijo mayor de los Fischer, a una especie de club de Robótica al que le habían invitado a ir. Fui con él, su set de Lego Mindstorms, y con su madre (la de John, no la del Lego) a la casa de una familia normal, no era ninguna gran organización. La madre de la otra familia había pensado que sería bueno hacer un club de robótica en su pueblo con su hijo y más gente, así que había invitado a John a formar parte del equipo.
En realidad, no era todavía una reunión del grupo, simplemente estábamos ahí la madre y el hijo de la otra familia, John y yo. Estuvieron explicándonos qué hacían en el grupo, diferentes concursos en los que habían participado, etc. Después, el otro chico estuvo enseñando a John algunas cosas del programa del NXT, y yo aproveché para montar cosas con las piezas que tenían debajo del sofá. En esa casa, lo que no les faltaba eran medios: sólo por las piezas que tenían por los suelos (y ya no cuento las que estaban ordenadas en grandes cajas de cartón) ya tenían más que yo. Era alucinante ver tal despliegue de fuerzas en un salón tan pequeño.
Sobre la una volvimos a la casa de los Fischer. John y yo, que estábamos sanos, estuvimos un rato con el ordenador, y al cabo de un rato fuimos a una tienda bastante popular de la zona, No-se-qué Closet. Se trataba de una tienda de ropa de segunda mano, al parecer era la que utilizaba mucha gente del pueblo. En general, la ropa que había estaba en un estado aceptable, pero nos encontramos una camiseta con una sospechosa mancha de algo entre el café y el sudor.
Para más inri, la camiseta tenía dibujos de escorpiones
También vimos unas zapatillas que le gustaron a John, así que se las quiso probar. Metió el pie dentro de una de las zapatillas, pero no pudo: había algo dentro. Metió la mano como quien no quiere la cosa, y sacó… ¡un calcetín usado! (Y fermentado durante meses dentro de la bota).
Después de comprarme una camiseta, volvimos a casa. Al cabo de un rato fuimos todos a Lombard, y nos reunimos con Lisa para ir al parque, ya que proyectaban por la noche la película Up en una pantalla de la explanada. Había bastante gente, pero por suerte conseguimos un sitio bueno en la segunda fila. Cuando terminó la película y los mosquitos se hubieron hartado de alimentarse a nuestra costa, volvimos cada uno a nuestra respectiva casa.
Miércoles 14: por la mañana fui con los Fischer a un rocódromo. Nunca había estado en uno, y la verdad es que me lo pasé bastante bien. Al cabo de unas cuantas paredes subidas tenía que concentrarme en obligar a mis dedos a doblarse, porque no respondían como deberían, pero estuvo entretenido.
¡Peligro de derrumbe!
Como ese día era el cumpleaños de Susan, la madre de los Fischer, me invitaron a quedarme a cenar, y después a ir a un restaurante de tapas. Allí también tienen tapas, como las nuestras, sólo que las consideran algo de gourmet, que hay que comer con servilleta y por lo que hay que pagar por lo menos 4€. Nosotros fuimos solamente a tomar el postre, que tenían precios más normales (no como la empanadilla por 3€). Cuando terminamos, hicimos algunas fotos y a mí me dejaron en Lombard:
Arg! No me había fijado en el pequeño detalle de M.A.USA.