El otro día tenía que hacer un trabajo sobre la historia de la familia, para lo que utilicé un árbol genealógico que había hecho mi tía. Tenía una duda, así que le pedí el teléfono a mi madre, y llamé:
YO: Hola tía Ana Mari, que soy Juan. VOZ cristalina de mujer: ¿Qué Juan? YO, extrañado al oír una voz que no era la de mi tía, que es más fuerte: Juanito, el hijo de Blanca. VOZ: Que sí, que sí. ¿Qué quieres? YO, mosqueado: Pero, ¿eres la tía Ana Mari? VOZ: Sí, soy Mari. YO: Bueno… ¿Te acuerdas del álbum que hiciste? VOZ: Que sí, que sí. YO: ¿Tía Ana Mari? ¿Te duele la garganta? VOZ: Síi, mucho. Que sí, que sí. YO: Bueno, pues te quiero hacer una pregunta… VOZ: Que sí, que sí. Pregunta. YO, dudando de si esa era la tía Ana Mari: En el árbol, hay un símbolo que no entiendo. ¿Qué es? VOZ: Que sí, que sí. Pregúntale a tu mami. YO me quedé perplejo, con el teléfono en la mano, sin saber qué hacer. Sólo se escuchaba una respiración jadeante, como la de Darth Vader: Bueno, tía, gracias.
Por suerte, como me enteré en cuanto llamé a mi madre, esa no era la tía Ana Mari. Me equivoqué de número.
Ha cumplido 5 añitos, y ya gana a IE. Aunque este blog no es representativo, más del 57% de los usuarios vienen usando el Panda Rojo.
Los de Mozilla han creado este vídeo tan majo sobre su navegador:
Actualización: Rafalillo y Bon me han preguntado si realmente es un panda rojo, y así es (en este blog está todo bastante bien explicado). A pesar de su nombre, el animal se trata de un panda de la zona del Himalaya. No es el tipo de panda clásico, de color blanco y negro, pero por lo demás es igual: es hervíboro, rechonchete y muy mono:
Por otra parte, Rafalillo me ha enseñado algo muy curioso: el logotipo del navegador lo diseñaron a partir de esta zona del espacio, fotografiada por el telescopio Hubble:
Después de la panzada de estudiar de ayer (de 16 a 01), ¡ya se han acabado los exámenes! De momento no sé qué notas voy a sacar, el martes me enteraré. Por lo menos, ya puedo retomar el blog, aunque de momento no tengo nada que contar, pero ya iré improvisando.
Además de esta última semana, también estaré sin escribir hasta el fin de semana que viene por culpa de los exámenes.
No tengo mucho que contar, salvo que quedé finalista en el concurso de relatos cortos de Tomás (¡gracias!). Y que el nuevo libro de Dan Brown tiene un fallo bastante grave.