Sábado 10: salimos por la mañana temprano para coger el tren de cercanías (Metra) en Lombard. Allí descubrimos que, diciendo que eres estudiante, te reducen el precio de los billetes a la mitad. En el primer vagón nos estaban esperando Abby, Claire, Inés y Lindsay, que también venían con nosotros. El trayecto era un poco aburrido, así que intenté hacer un sudoku con mi lápiz… sin mina. Total, que acabé afilándolo intentando gastarlo gracias a la fricción con el asiento, ligeramente rugoso.
En Chicago muchísima gente vive en las afueras, o suburbs. Contando estos suburbios, la población pasa de unos tres millones de habitantes a casi 10. Por ello, mucha gente utiliza el tren para desplazarse hasta su trabajo.
Al llegar, comenzamos a caminar hacia Millenium Park. Por el camino nos encontramos a gente con camisetas de Transformers 3, que avisaban de que en unos días cerrarían parte de Michigan Avenue para grabar la tercera parte de la saga de películas (lo cual tendría algunas repercusiones más tarde para nosotros).
Este sistema se extiende por gran parte del centro de Chicago.
Algo muy, muy curioso de Chicago es que el sistema de metro-tranvía no está a nivel de calle. Ni tampoco bajo tierra. Está por encima, sobre unas estructuras que se elevan un piso o dos que cuentan incluso con estaciones. Era bastante interesante. Aunque me pregunto si aquí sería posible algo así. Al fin y al cabo, cambia drásticamente la apariencia de la ciudad.
En downtown (zona céntrica de la ciudad) hicimos un buen uso de las cadenas de restaurantes: cada vez que necesitábamos ir al baño, entrábamos sin ningún problema, los empleados nos miraban, salíamos, nos volvían a mirar, y no nos decían nada.
Y estos no son los más grandes, precisamente...
Al llegar a Millenium Park pudimos ver los rascacielos en todo su esplendor, especialmente la torre Sears (ahora Willis). Aunque ese día en concreto no fuimos a ver tantos rascacielos, por lo que fuimos directamente al parque. Es bastante majo, con un montón de gente haciendo fotos, un par de carpas con actuaciones, una fuente grande en la que los niños se estaban mojando, diversas muestras de arte callejero… Y, además, no hacía demasiado calor.
¡Abrazos gratis!
Cuando hice la foto a este tipo, pasamos un poco de largo y ni me di cuenta de los detalles. Pero al descargar las fotos, me he dado cuenta de que era incluso más raro de lo que me pareció a primera vista: un plátano con la máscara de V de Vendetta repartiendo abrazos gratis. Oh, América.
The bean, la judía, la cosa del parque...
Qué poco originales somos...
¡Soy Atlas!
Probablemente, la mayor atracción de Millenium Park sea the Bean, o la judía. Es una escultura con forma de haba, reflectante y de un tamaño considerable que atrae a todo el mundo para hacerse fotos. Estaba bastante bien, aunque hay algo curioso acerca de esta escultura: el escultor prohibió hacerle fotos (?).
¿No os recuerda al Guggengheim? Porque lo hizo el mismo.
También pasamos por el anfiteatro, de Frank Gehry.
Después nos encontramos con el hermano de Lisa, y más tarde nos pasó a buscar Jay, el amigo de Lisa, con el coche para ir a comer. Nos llevó a un sitio algo alejado del centro, una taquería. Probablemente, esa sea la única taquería que no estaba dentro de una cadena que vi en Estados Unidos. Era un sitio no muy grande, con un par de personas trabajando, y hacían unos tacos realmente buenos. También me pedí horchata, por probar la versión de allí. Es curioso, porque en Estados Unidos (probablemente, en Sudamérica) la horchata la hacen con arroz. La textura y el color es el mismo, pero el sabor es bastante diferente. Aunque estaba muy rica, ya que era casera.
Después de pasar por una heladería italiana, Jay nos llevó a una tienda que creía que a mí me gustaría. No se equivocó: vendían productos frikis y raros, libros, postales con diseños poco convencionales, bromas, gorros divertidos… Yo me compré “Súper caramelos de la Fuerza” de Star Wars (tienen la forma de la cabeza de Darth Vader), caramelos de bacon, un muñequito de Fry de Futurama, un gorro con forma de tiburón para mi colección, un cerdito que cuando es apretado le sale una cosa marrón pegajosa por la parte de detrás (¿qué será?)… Estaba muy bien; además los de la tienda eran muy majos.
Al terminar fuimos a un festival de música que había por ahí cerca, y nos quedamos a ver alguna actuación. Me di cuenta de un detalle bastante significativo: la avenida principal del festival tenía tiendas de bisutería, llenas de mujeres, y también algún bar, lleno de hombres. No había mezcla alguna.
The group