Irlanda: parte 4
Recomiendo leer antes los tres anteriores capÃtulos:
Lo tenÃa un poco olvidado, pero me he obligado a seguir:
DÃa 15: por la mañana no hice nada interesante: sólo clase. Por la tarde fuimos al Internet café, y me quedé espantado por lo rápido que habÃa crecido mi lista de feeds RSS sin leer (a dÃa de hoy, Google Reader ha dejado de especificar, y sólo dice que hay “+1000 elementos sin leer”).
Para cenar tomé dos mega-albóndigas: tenÃan al menos 3 centÃmetros de radio. Por la tarde bajé con los españoles a la playa, aunque me volvà pronto porque el libro que me estaba leyendo me parecÃa más interesante que morirme de frÃo (obviamente, olvidé la chaqueta). Al parecer, me lo acabé, porque según el diario me fui a dormir a la una.
DÃa 16: a mediodÃa nos fuimos a bañar al mar, una experiencia curiosa. El agua tenÃa un color entre verde y marrón, estaba a unos 15ºC, la escalerilla para volver a subir al muelle estaba llena de algas y te hacÃa rasguños… pero no se estaba mal del todo. En definitiva, un buen método para matar a tus enemigos mejorar el flujo sanguÃneo.
Por la tarde fuimos a SuperValu, el supermercado del pueblo, para comprar comida, ya que la actividad de la tarde era “Cookery”. El menú:
- Pan con tomate y “jamón serrano”: donde esté el jamón de Teruel…
- Torrijas: yo no estoy de acuerdo en que fuesen torrijas, pero si la gente se empeña… Más bien era pan reblandecido, creo yo.
- Tortilla de patatas: yo me sabÃa la receta más o menos bien. El problema es que uno del grupo también creÃa conocerla. El resultado, justo abajo:
Revuelto de patata cruda
Más tarde fuimos a la “disco”; esta vez era un club de rugby que alquilaban para eventos varios. Como la vez anterior, pasé más tiempo fuera que dentro.
DÃa 17: a mitad de clase paramos y nos fuimos a DublÃn a visitar el museo Guinness (el de la cerveza). Era un edificio curioso, con la forma de la tÃpica pinta de Guinness. Dentro habÃa distintas secciones: cómo se hace la bebida, información sobre el complejo entero (en total, son 4 manzanas de DublÃn, unidas por medio de puentes. Dentro están los silos, la maquinaria, los camiones…), los famosos anuncios publicitarios… También habÃa una sala en la que se podÃa catar la Guinness. Sólo habÃa un centÃmetro de cerveza, pero como éramos menores no nos dejaron probar. Es más, uno del grupo tomó un poco y una empleada que no tenÃa nada mejor que hacer muy trabajadora comenzó a gritar por la sala que eso estaba prohibido. Medida inútil, porque a la hora de la verdad hay un problema bastante grave con el alcohol en Irlanda.
En la parte de arriba del vaso hay un mirador, con bar incluido, desde el que se divisa todo DublÃn: el Spire, Trinity College… Y, con la entrada, tienes derecho a una consumición, asà que tampoco sale tan mal.