Se acabó!
Notas buenas. Stop. Tres meses por delante de tranquilidad relativa. Stop. El móvil nuevo de mi padre va bien. Stop. Tomando el aperitivo. Stop.
Notas buenas. Stop. Tres meses por delante de tranquilidad relativa. Stop. El móvil nuevo de mi padre va bien. Stop. Tomando el aperitivo. Stop.
Hoy, penúltimo día de clase, ha sido el más… espacioso de mi vida. En mi clase somos 30. Hemos terminado 7. De las 6 clases, 4 las hemos pasado en el aula de Informática. Y, cómo no, el Reno Renardo ha estado presente. En una de las “aburridas”, Ciencias Sociales, hemos hecho una redacción, con dos condiciones: se titulaba “Biografía”, y debía empezar así:
18 de Junio de 2030. Me llamo [insert name] Juan Aguarón de Blas. Estoy tranquilamente en mi casa, y he decidido contaros mi vida.
¿Una hora por delante para inventarme paparruchas de que soy rico y trabajo en una empresa? No. Algo mucho más divertido:
Nací en una soleada mañana de Junio de 1994. Crecí hacia arriba en Zaragoza, y fui al colegio Cardenal Xavierre, ahora derruido. Pasé allí una gran parte de mi vida. Nada más terminar el último curso, me compré un boleto de lotería que resultó ser premiado. Multimillonario de la noche a la mañana.
Algunos años después, habiendo salido ya de la Universidad, me encontraba leyendo tranquilamente en mi casa, cuando oí un gran estruendo: montones de aviones pasaban sobre la ciudad. Preguntándome si no sería algún día señalado, abrí la tapa de mi ordenador, y me enteré de que eso mismo estaba ocurriendo por todo el mundo, sin ningún motivo aparente. Al parecer, las naves provenían de la desierta isla de Pascua. Salí al balcón, y me di cuenta de que un extraño olor acre inundaba la calle. Con los ojos lacrimosos, volví a entrar en casa. Ahora, enchufé la tele. Curiosamente, muchas cadenas no funcionaban, y las que lo hacían iban desapareciendo poco a poco. Intrigado, volví al portátil. Extraño. Internet iba mucho más rápido que de costumbre. Encontré algunos vídeos en los que aparecían los aviones, pero no era posible. No me lo podía creer. Enormes hombres de metal, de tres metros y medio de alto, salían ordenadamente de sus transportes. Pero lo peor era que, por medio de algo que parecía ser un gas, estaban aniquilando a todo el mundo. Al poco, la cámara que estaba grabando cayó al suelo.
Miré por mi ventana, y me percaté de que había uno de esos seres en la acera de enfrente. Mientras, la gente huía despavorida. Habiendo visto todas esas cosas, cogí rápidamente una maleta y eché algunas ropas, dinero y una selección de aparatos electrónicos. Llegué al ascensor, y bajé hasta el garaje. Se oía un martilleo rítmico sobre mi cabeza, pero no me detuve a comprobar lo que era, sino que corrí hacia mi coche, un impresionante Lamborghini de color negro. Con los nervios, no conseguí recordar el código de activación, por lo que tuve que serenarme un poco. Unos segundos más tarde, estaba metiendo el acelerador hasta el fondo. Por unos milímetros no me llevé una columna por delante. Llegué hasta la puerta, y pulsé el botón del mando a distancia. Y allí estaba. entre la calle y yo, se interponía una enorme estructura metalica, mirándome con cuatro grandes ojos azules. Era ahora o nunca. Solté el freno, y me lancé contra la enorme máquina. Apreté un botón del panel de control del coche, y un torpedo salió disparado hacia delante, impactando justo en el centro de la oscura figura. Hizo pum. Pasando sobre los restos llameantes, alcancé la ansiada libertad. Bueno, casi, pues en la calle habia dos artefactos más. Y bastantes personas inconscientes en el suelo, o con horribles heridas.Una hora más tarde, llegue a una gasolinera. Estaba desierta, quizá gracias a una figura que se veía en el horizonte. Sin preocuparme, llené el depósito hasta los topes, y me llevé dos garrafas más de reserva. En la tienda, me aprovisioné de todo lo que podía necesitar para mi supervivencia: caramelos, bebidas, revistas… y conecté mi PDA al Wi-Fi del local. Fluctuaba. A duras penas, me enteré de que los supervivientes se estimaban en 500 millones de personas alrededor de todo el planeta. Y bajando. África estaba prácticamente vacía, Asia se había reducido al 10%. A lo largo de todo el mundo, las fuerzas armadas de todos los países destruían aquellos engendros, y muchas de sus naves caían bajo los provisionales plazas armadas de las ciudades. Volví al coche y, comiendo palomitas, llegué al aeropuerto.
Bueno, hasta ahí he llegado. Como ha dicho el profesor, me he quedado descansado.
Tomando “día” como período de 24 horas, hoy lo he empezado a las doce de la noche (curioso, ¿Eh?). He estado con mis padres un rato, para ser bombardeado por Jorge con dos placas de prototipos. Como ya se estaba haciendo tarde (mañana hay colegio) mis padres me han dicho que tenía un osciloscopio en la mesa de mi cuarto. Era mentira, pero ha resultado ser un buen método para que dejase de revolotear.
Espacio de sueño (fase REM incluida).
Despertar. Después de dos magdalenas y algo más que no recuerdo, me he ido al colegio. Sin mi hermano, ya que el profesor de la clase que tenían a primera hora faltaba (se ha podido quedar durmiendo una hora más…).
Tecnología: hemos estado con el Photoshop. En teoría, teníamos que habernos llevado una foto nuestra en un pen (cosa que sólo han hecho dos personas) para retocarla. Penas y yo, ayudados por la gran eficiencia del ordenador, hemos bajado una que tenía en el flickr, y hemos conseguido una especie de positivo por los pelos. El resultado ha sido espantoso (bueno, depende de para qué lo quieras. En Bitelchus no quedaría mal).
Francés: terminando el libro (y seguimos dando clase…).
Matemáticas: la profesora ha mandado unos ejercicios para que estuviésemos haciendo algo. La primera media hora la he gastado probando un condensador que me he encontrado por ahí.
Lengua: no hemos hecho nada. Bueno, yo sólo he mirado. Explico: en nuestra clase, tenemos una cruz con el Cristo encima de la pizarra. Alguien (que va a pasar a ser el Señor Y), ha cogido un estuche (que, obviamente, no era suyo), lo ha lanzado hacia arriba, y le ha metido un patadón descomunal. Yo, que estaba hablando tranquilamente, oigo a Penas, espantado “¡El Cristo!”. Todo el mundo quieto. Al final no se ha enterado ningún profesor (Falso. En cuando publique esto, van a estar examinando la estatuilla durante un buen tiempo), pero el estuche ajeno se ha quedado con un clavo (de los tobillos, creo) insertado en uno de los lados.
Ciencias Sociales: ejercicios de un estúpido cuadernillo de Aragón. Preguntas como “Ordena, de mayor a menor número de habitantes, los siguientes municipios” o “El porcentaje de personas que viven en medios rurales es del 32%. ¿Cuánta gente vive en las ciudades?”. Después, gracias a la buena idea de Pilar de poner en letras grandes “CUMPLEAÑOS DE JUAN AGUARÓN” en la pizarra, me he quedado casi sin orejas.
Inglés: hemos estado viendo Friends con subtítulos en español (bueno, de Sudamérica. En vez de “la piscina”, decían “la alperca”).
Entre medio, ha habido varias críticas postivas (e inclasificables) hacia mi Wifiseta.
Nada más salir del colegio, me estaban esperando mis padres y mi hermano para subir al chalet, donde nos hemos bañado y comido (el “nos” no va con el “comido”). Entre tanto, ha habido algunas llamadas para felicitarme. A las 16:20, nos hemos bajado de nuevo a Zaragoza, ya que yo tenía que ir a un cursillo de preparación del viaje a Irlanda (curiosamente, las palabras “calzoncillos” y “pantalones” son opuestas en el inglés americano y británico). Me he saltado los últimos 25 minutos, ya que tenía que ir al
Me he quedado por casa, respondiendo correos, y luego hemos cenado. Y ahora estoy aquí (la lista de regalos será en un par de días).
50 minutos restantes.
No es la de Earl, pero también me gusta.
Como ya sabéis, (y, si no, esperad 3 segundos), el lunes es mi cumpleaños (esa fiesta realizada para proteger a uno de los malos espíritus). Amén (bonita palabra. Así termina la Biblia) de otras cosas (que pondré otro rato, si consigo que me salga el condenado circuito del Astable), pongo la lista de cosas que me gustaría recibir tal aclamado día:
Y supongo que cualquier cosa relacionada con libros, electrónica (analógica o digital) o del catálogo de ThinkGeek.
-Mi abuela y mi tía (no tengo muy claro quién) me regalaron ayer un pendrive de 2 Gb. Es extremadamente pequeño, de 1.5 centímetros cúbicos. Ahora tiene una distribución de Linux en su interior.
-He acabado los exámenes, y me ha ido bastante bien en Inglés y Física.
-Fui a la clausura del curso del Taller de Talento Matemático, donde recibí, junto con Ernesto, una camiseta, un diploma, un pin y un llavero. El año que viene, a dos concursos de Matemáticas mínimo.
-La amusia es un desorden psicológico que inhabilita para identificar u oír música.
-La palabra privilegio viene de prîvô y
-Tenemos la piscina del chalet llena, algo increíble a estas alturas. Sin ir más lejos, el año pasado estaba yo en Irlanda y aún la estaban limpiando. Será que he ayudado yo…
-En cuanto al concurso “A navegar”, la espera al veredicto del jurado va a ser larga… Según ponían en un tweet, quedan 10 días mínimo.
- Queda una semana para mi cumpleaños.
- Mi profesora de Lengua sigue dando clase como si nada. Hoy, Lope de Vega.
-Tengo una especie de tortícolis extraña, lo que me impide seguir escribiendo.