Spoiler: quedan 20 días de verano
Ahora que he logrado concentrar vuestra ira en mi persona, aprovecho para deciros que tras un par de semanas en los Pirineos he vuelto a Zaragoza, por lo que me veréis el pelo un poco más por estos lares. De todos modos, parece mentira que ya lleve(mos) más de 7 semanas de verano.
Atrás quedan las tres semanas en Chicago, las dos en Bilbao y estos últimos días en la montaña. Aunque el estío ya languidece (qué bonito me ha quedado) todavía quedan unos días hasta que empiece el curso. Y, como es habitual, no me faltan cosas que hacer: en estos momentos me encuentro trabajando en unas páginas web que nos han encargado a mi hermano y a mí, pero planeo comenzar pronto mi disfraz para el próximo Salón del Cómic de Zaragoza. Los planos están ya hechos, pero serán top-secret mientras no os pueda enseñar nada palpable.
Por otro lado, también tengo que escribir varias entradas que tengo pendientes desde hace bastante tiempo, principalmente libros que he ido leyendo y alguna que otra curiosidad. Así que, si todo va bien, el ritmo del blog se normalizará dentro de poco. Aunque ahora que lo pienso, lo que yo considero “normal” es lo que era habitual hace un par de años, cuando todas las tardes podía escribir una entrada. Algo me dice que este próximo curso no será así.