Me equivoqué de número
El otro día tenía que hacer un trabajo sobre la historia de la familia, para lo que utilicé un árbol genealógico que había hecho mi tía. Tenía una duda, así que le pedí el teléfono a mi madre, y llamé:
YO: Hola tía Ana Mari, que soy Juan.
VOZ cristalina de mujer: ¿Qué Juan?
YO, extrañado al oír una voz que no era la de mi tía, que es más fuerte: Juanito, el hijo de Blanca.
VOZ: Que sí, que sí. ¿Qué quieres?
YO, mosqueado: Pero, ¿eres la tía Ana Mari?
VOZ: Sí, soy Mari.
YO: Bueno… ¿Te acuerdas del álbum que hiciste?
VOZ: Que sí, que sí.
YO: ¿Tía Ana Mari? ¿Te duele la garganta?
VOZ: Síi, mucho. Que sí, que sí.
YO: Bueno, pues te quiero hacer una pregunta…
VOZ: Que sí, que sí. Pregunta.
YO, dudando de si esa era la tía Ana Mari: En el árbol, hay un símbolo que no entiendo. ¿Qué es?
VOZ: Que sí, que sí. Pregúntale a tu mami.
YO me quedé perplejo, con el teléfono en la mano, sin saber qué hacer. Sólo se escuchaba una respiración jadeante, como la de Darth Vader: Bueno, tía, gracias.
Por suerte, como me enteré en cuanto llamé a mi madre, esa no era la tía Ana Mari. Me equivoqué de número.
La cara oculta de Julio Verne
No creo que sea muy adecuado hablar de caras en este asunto…
Julio Verne, además de ser uno de los mejores escritores de Ciencia Ficción (y el primero), tenía problemas alimenticios. En una carta dirigida a su madre él decía:
Una vida que limita al norte con el estreñimiento, al sur con la descomposición, al este con las lavativas exageradas, al oeste con las lavativas astringentes (…) Es probable que estés enterada, mi querida madre, de que existe un hiato que separa a ambas posaderas y no es sino el remate del intestino. (…) Ahora bien, en mi caso el recto, presa de una impaciencia muy natural, tiene tendencia a salirse y, por consiguiente, a no retener tan herméticamente como sería deseable su gratísimo contenido. (…) graves inconvenientes para un joven cuya intención es alternar en sociedad y no en suciedad. Porque por decirlo de una vez, el culo no me cierra bien.
Mayor Orguillés, David, Grandes Biografías: Jules Verne
La verdad, en sus libros no he visto todavía algo de este estilo. Eso sí, emplea la misma abundancia de adjetivos que siempre.
Estornudar con corrección
Piolín
En un principio, Piolín se llamó Orson y era rosa pero pronto lo cambiaron por el amarillo tras algunas quejas de los censores.