ago
26
2009
¿Qué resultaría de la combinación del sabor del chocolate, la gomosidad de los ositos Haribo y el estallido de los Peta Zetas?
Los de Evil Mad Scientist Laboratories han creado
esta curiosa receta, que además de tener unos ingredientes fáciles de encontrar, es extremadamente sencilla de preparar. En su caso utilizaron unas curiosas ranitas (también de Haribo), pero como en España no las tenemos, supongo que se podrán utilizar también los ositos. He hecho una búsqueda rápida, y he encontrado
Peta Zetas sin saborizantes (cómodo paquete de medio kilo). Los demás ingredientes se pueden encontrar fácilmente en el supermercado o tienda de chuches más cercana. Recomiendan que el chocolate tenga un contenido del 60% de cacao, para que enmascare del todo el sabor de las gominolas.
La receta es simple:
- Fundir el chocolate en un recipiente.
- Verter los Peta Zetas, tantos como acepte el chocolate (o como tengáis). Al parecer, hacen un poco de ruido al principio, pero no pasa nada. Se conservan muy bien en el chocolate.
- Remover hasta que se distribuya todo homogéneamente.
- Aquí viene el inconveniente de no vivir en Estados Unidos: las ranitas son más grandes que los ositos, por lo que bañarlas en la pasta sería relativamente sencillo. La solución para nosotros podría ser trasvasar el contenido del primer recipiente a uno más plano y grande, para poder poner los ositos más rápidamente (y para que no se hundan). Un tenedor cualquiera servirá para darles vueltas y recogerlos.
- Recoger el cargamento de ositos, y alinearlos en un papel encerado, para que no se peguen cuando se solidifiquen (mejor en un recipiente cerrado, para que no haya condensación).
Cuando estén fríos, tendrán un aspecto más o menos como este (pero con forma de osito, y más pequeños):
Ahora sólo me queda pasar a la práctica, que espero poder repetir muchas veces
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jun
25
2009
Llevaba un tiempo queriendo montar uno, pero por mucho que lo intentaba, no conseguía nada viable (bueno, a no ser que viable sea soplar sobre el micrófono). Por pasos:
Lo que pretendía hacer era que un diodo led se iluminase en función de los sonidos que captase un micrófono. Lo que se llama normalmente un ecualizador (en realidad, es un sonómetro).
Como no conseguí nada, le envié un correo a Pepe (un profesor de Electrónica de la Universidad). De modo que, por la mañana, me fui a la Facultad de Ciencias, para que le echásemos un vistazo al circuito.
Tras más de dos horas de quitar y poner amplificadores, pruebas de osciloscopio, y dudas sobre el micrófono, montamos algo similar a esto (pero mucho más bonito, y sin la chapuza de las pilas. Es lo que tiene necesitar 4.5 Voltios a las tres de la tarde):
Además, Pepe le puso un potenciómetro que sirve para ajustar la sensibilidad, y un condensador que permite “difuminar” la frecuencia.
Y lo mejor de todo es que… ¡Tengo el circuito! Después de pasarlo a limpio, y la recuperación por parte de mi padre de un programa de diseño electrónico virtual, he conseguido hacer esta especie de… cosa:
La lista de materiales es corta:
1 micrófono (algunas partes del circuito se podrían quitar si se usa otro tipo, al parecer):
1 Resistor de 820KΩ
1 Resistor de 100Ω
1 Resistor de 1KΩ
1 Resistor de 10KΩ
1 Resistor de 100KΩ
1 Potenciómetro de 10KΩ
1 Amplificador Operacional 741
1 Condensador de 10μF
1 Diodo LED
2 pilas de 4.5 (o del mismo valor).
Actualización: con una pila basta. Se pone en parelelo, y a correr.
Bueno, una vez montado, y si no lo puesto mal, se podría ajustar con el potenciómetro hasta encontrar la sensibilidad deseada. Y ya está.
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jun
24
2009
El otro día me dio por ponerme una alarma en mi cuarto. Encontré circuitos por infrarrojos, por láser, de proximidad… Pero, como había que comprar un par de cosillas (y no me apetecía bajar a la tienda), usé este:
En vez del interruptor de mercurio, dejé dos cables pelados. El conjunto lo pegué con una buena dosis de blue-tack (o blutac, como se prefiera. Y, si no, masilla), y puse una plaquita de papel de aluminio elevada por una… ¿carta del colegio?
Si se abre la puerta, los dos cables se conectan por medio de la placa de papel de aluminio que hay tras la entrada de Port Aventura, y se produce lo explicado en la página original.
Por cierto, además de la lucecita, suena
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abr
25
2009
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abr
19
2009
El otro día dije que me habían puesto un muelle en el aparato, algo molesto al principio. Bueno, pues el dolorcillo no es nada comparado con el error (espero que fuese un error) que cometió el sádico de mi dentista. Resulta que el muelle (creo) está compuesto de dos muellecitos, que se enrollan entre sí. No sería ningún problema si no sobresaliera un milímetro de alambre puntiagudo, que en un día me destrozó la boca por dentro (llevo una raja de unos 0’75 cm). Bueno, no escribo esto para quejarme (quizá en parte sí).
Para estas ocasiones existe una especie de cera, que se puede comprar en cualquier farmacia. Rápidamente elimina las aristas, sustituyéndolas por agradable plástico. La cera mola, pero, ¿qué hacer cuando no llevas cera encima? ¿Fastidiarte y destrozarte la boca? ¡No! ¡La solución es mucho menos dolorosa, estética y convencional!
Pasos:
- Buscar en una máquina o en el bolsillo un paquete de chicles.
- Sacar el paquete de chicles.
- Extraer del paquete un chicle (si va suelto, este paso es opcional).
- Insertar el chicle en la boca (propia).
- Mascarlo un rato.
- Partir un fragmento, y ajustarlo como mejor se pueda a la malvada arista.
- No abrir mucho la boca.
- Prepararse para lavarse los dientes a fondo.
A mí me sirvió, y he sobrevivido.
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abr
14
2009
Imaginemos la escena: un reputado profesional va a dar una charla delante de montones de personas. Unos momentos antes, se ha puesto las botas en el buffet de montaditos, especialmente con los de mayonesa aceitosa. La tapa se dirige inexorablemente hacia su boca… chaf. Y tiene que salir en un miuto.
El otro día comí salchichas con tomate, con la mala suerte (porque no soy nada torpe) de que se me manchó la camisa. Así que se me ocurrió esta solución (explicada con imágenes):
Cutre y guay a la vez
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