ago 19 2010

Intentando clonar objetos con estaño y escayola (tras un largo proceso mental)

Llevo unos días con la idea en la cabeza de clonar objetos, principalmente engranajes de Lego.

Al principio pensé en utilizar estaño y madera. Para probarlo, hice a mano un molde de madera con el isotipo de Ubuntu. La verdad, muy viable no era: para cada pieza necesitaba escarbar durante mucho rato, y la precisión no era muy alta. Sin embargo, llegué a hacer un modelo con un parecido bastante razonable al original.a

Más tarde estuve investigando, y pensé que utilizar plástico fundido sería una buena idea. Se me ocurrió que, empleando láminas de plástico de botellas y una sandwichera ligeramente modificada podría conseguir plástico líquido, pero mi madre me disuadió aduciendo que era peligroso. Bueno, vale, reconozco que una sandwichera no es muy manejable, pero sí la idea que me sugirió mi padre: un cazo metálico, calentado en horno de gas. Esta idea me pareció mejor, pero a mi madre le siguió sin gustar la idea, por lo que, de momento, está algo aparcada.

Más adelante surgió la idea de emplear escayola como molde, y tras un intento fallido con Aquaplast y una primera toma de contacto con la escayola verdadera, hoy me he venido al chalet para intentar replicar un engranaje. Fracaso casi total. Sin embargo, he estado intentando clonar una llave, y ahí me ha ido mejor. Sin embargo, el estaño es demasiado difícil de manejar (cuando terminas de fundir la última parte el comienzo ya está sólido, y la tensión superficial es increíble), así que tendré que pensar en utilizar moldes de silicona y algún tipo de resina como relleno.


abr 17 2010

Galóptero 2.0

Hace un tiempo (leñe, ¡un año!) monté un Lego hexápodo, el Galóptero, basándome en un diseño de Luis Pedraza. Aunque era algo cutre, no tenía más piezas, por lo que se tuvo que quedar ahí: un “bicho” que andaba hacia delante y hacia atrás.

Pero ahora tengo un Mindstorm, así que ¡el Galóptero tiene cerebro! Además de dos motores, sensores, y mucho más tamaño.
Lo que más me ha gustado de este robot, y con diferencia, ha sido el sistema que he inventado para sincronizar las patas. Como sabéis, las patas han de tener un movimiento alterno, para poder tener un polígono de apoyo de tres lados. Esto no es un problema muy grande al avanzar o retroceder, pero sí cuando gira, ya que los dos trenes se desincronizan (uno va hacia delante, y otro hacia atrás). Así que lo que he hecho ha sido poner en un tren un círculo de color negro con una pieza brillante en un punto, y en el otro un sensor de luz. Así, sé la posición relativa de los trenes en el momento en que el sensor detecta un aumento de brillo (se alinea con el punto), y puedo controlar la sincronización de las patas.
Lo próximo, mejorar la locomoción: todavía no va todo lo rápido que me gustaría, y el centro de gravedad hay que modificarlo un poco.

abr 8 2010

Vuleta a la normalidad

Después de unos días caminando en el Camino de Santiago (me ha pasado una cosa muy curiosa: como el Sol, a la hora de caminar, quedaba a nuestra izquierda, sólo tengo morena esa parte del cuerpo), ya he vuelto a la normalidad de horarios.

Al concurso de Educared nos hemos apuntado por los pelos: resulta que, de los 9 equipos de mi colegio, sólo 8 aparecían inscritos en la web oficial. ¿Adivináis cuál faltaba? Por suerte, nos hemos podido apuntar al calendario B, que es para un poco más adelante. ¡La web pinta bien! Estamos grabando experimentos de Física y Química, y la cosa promete.
También me compré hace un par de semanas un Lego Mindstorm RCX (los viejos), y hoy he estado probándolo: ¡es una pasada! Se pueden controlar los motores en función de lo que registran los sensores, y hacer un montón de cosas (que tengo que probar, claro está). De momento, se me ha ocurrido una manera de comunicar el Mindstorm con Arduino :)

sep 2 2009

Irlanda: parte 6

Si te apetece (y si no, también), puedes leer los 5 anteriores capítulos:

Día 20: me desperté “prontito”, a las 3:30 a.m. Quería haberlo hecho el día anterior, pero me dormí. Me vestí, cogí la cámara de fotos y salí fuera a hacer fotos al amanecer. Como todavía era bastante pronto, no se veía casi nada, así que me Wicklow sunrisemetí dentro de casa porque fuera hacía fresco. Curiosamente, mi host-hermano mayor (el raro) estaba viendo la tele (¿a las 4 de la mañana?), antes no le había visto porque se estaba haciendo unas alitas de pollo en la cocina. De repente saltó del sofá y dijo, como si fuera lo más normal del mundo, “Hi”. Y siguió viendo la tele. Al cabo de un rato le oí subirse a su cuarto a jugar a GTA IV, así que pude meterme en el salón y mirar desde la ventana cómo progresaba el amanecer. De vez en cuando salía fuera a hacer un par de fotos, que quedaban bastante chulas. A partir de las 4:30 las fotos comenzaron a mejorar por la luz; las anteriores salieron bastante oscuras.

Wicklow sunrise

Un poco después, se encendieron las luces de la casa de los vecinos, porque se tenía que ir la francesa. Al parecer, Michelle, la vecina, estuvo tres días comentando por ahí lo de mis fotos.
Justo cuando el sol estaba a punto de salir, se despertaron los dos doberman de la casa de enfrente, y vinieron hacia mí ladrando. No me quedó más remedio que esperar en casa 5 minutos a que se fueran. Cuando salí, el sol ya había subido un buen tramo, así que me quedé sin la foto que quería, pero conseguí esta:

Wicklow sunrise

A las 5:45 me volví a casa a dormir. Cuando estaba subiendo las escaleras, Ross me preguntó “You don’t sleep?” y se volvió a su cuarto. Yo aún tuve tres horas más para dormir.

Me levanté a las 9, me preparé y me fui a clase. Cuando llevábamos una hora fuimos a Glendalough (que en gaélico significa “Valle de los dos lagos”), un parque natural. Llegamos a eso de las 12, y lo primero que hicimos fue visitar las ruinas del antiguo monasterio (S. VI). Había una curiosa edificación, con forma cilíndrica, en la que los monjes se refugiaban y ocultaban sus tesoros cuando eran atacados. La puerta estaba a 3 metros de alto, así que cuando estaban todos dentro, tiraban la escalera.

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Volvimos a coger el coche y nos fuimos al lago inferior, a empezar la caminata. Tuvimos muchísima suerte: fue el mejor día (meteorológicamente hablando) de las tres semanas que estuve en Irlanda.

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No hay que contar mucho: las vistas eran muy bonitas, no había mucha gente, no me cansé mucho…

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Vino con nosotros Nessa, la perra de Fergus. Me parece que recorrió más del doble que nosotros.

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No es muy recomendable nadar en los lagos: tienen más profundidad de la que aparentan (especialmente el superior), y unido a que el agua está helada y que no hay sal, hacen de adentrarse en el agua algo bastante peligroso.

Glendalough

Antaño, el valle era un glaciar: se puede apreciar en la sección en forma de U.

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Irlanda es bastante llana (el pueblo más alto creo que estaba a unos 400 m de altura), así que no hay desniveles especialmente grandes, lo que hacen de ella (especialmente de Wicklow) un buen lugar para hacer senderismo.

Cuando volvimos al lago inferior, nos tomamos un helado. Allí todos los helados son de máquina. Se llaman “99″, nadie sabe porqué (yo creo que es porque antes costaban 99 céntimos, todo puede ser), y suelen ser de nata. Además, se le suele poner un… ¿flake? una especie de chocolatina con forma de prisma, de base cuadrada y unos 6-7 centímetros de altura. Está hecho de finas láminas de chocolate, enrolladas dejando aire entre medio. Es bastante curioso.

Por la tarde me dijo Eileen que su hija había pasado por casa y se había dejado el portátil, pero que no lo recogería hasta dentro de dos días. El problemilla era que ni ella se sabía la contraseña, ni había cable para cargarlo. Aun así, me subí a mi cuarto, cogí el disco de Ubuntu (al final, fue una buena idea), lo metí, y estuve navegando un rato (lo curioso es que ni tenían teléfono, porque estaba roto, ni ordenador, pero tenían contratada la línea de teléfono y de ADSL). Incluso escribí una entrada, pero no me dio tiempo a terminarla, la batería se acabó antes. El disco se quedó dentro, no pude encontrar ni un solo clip en toda la casa.

Más tarde fui a los cañones, pero volví pronto porque tenía bastante sueño.

Día 21: me levanté bastante tarde debido a motivos evidentes.
En clase hicimos algunos ejercicios, y como estaba diluviando, tuvimos que quedarnos en casa. Fuimos a Xtra-Vision, el videoclub (allí todavía quedan. Y no les va nada mal) a alquilar una peli. Después de un rato discutiendo, nos llevamos “El curioso caso de Benjamin Button”. Error. El marco de la historia lo contaba una moribunda. No me enteré de nada. Aunque la película parecía estar bastante bien.
Después de cenar estuve leyendo Watchmen, y más tarde me fui con los españoles y el último grupo de franceses.

Día 22: en teoría, íbamos a ir a un sitio tipo Quasar Elite, pero Fergus recibió una llamada y tuvo que ir a Dublín. Para hacer algo, reservó por Internet 4 entradas para ir a ver Harry Potter 6. Volvimos al Dun-Drum, el centro comercial, y mientras esperábamos a que fuese la hora de ir al cine, estuvimos dando vueltas. Los demás estaban mirando tiendas de ropa, así que yo fui a mi bola. Volví a la tienda en la que había comprado el Lego hacía unos días, y de repente veo “Lego sets: 50%”. Entré mosqueado, y vi que el Lego por el que había pagado 35€ ahora valía 15. Eso sí que es tener mala suerte.
Llegó la hora de reunirse, y nos fuimos al cine. La verdad es que es bastante caro, 7€ por entrada.
La película era decente, pero estaba demasiado comprimida. Aun con todo, duraba más de dos horas. Además, la película es muy oscura: no hay ninguna escena en la que puedas mirar la hora en el reloj sin encender la lucecita.
Cuando terminó, uno del grupo se fue a tomar una hamburguesa al McDonalds, y yo aproveché para volver a la tienda a poner en práctica el plan que me había tenido pensando la mitad de la película.
Encontré al dependiente que me atendió la vez anterior, y le pregunté si los Legos estaban ahora mucho más baratos que cuando los compré yo. Me dijo que sí, que lo sentía. Luego le pregunté si el mío en concreto estaba también rebajado, y me dijo que sí. Así que le dije que suponíamos que yo le devolvía mi Lego, de 35€, y yo compraba 2 iguales con ese dinero. No lo terminó de entender, así que se lo volví a explicar. Cuando lo pilló, me dijo que si traía mi Lego, lo hacía. Yo entonces le dije que me iba al día siguiente (lo cual no era del todo cierto), así que le dije si podía ser ahora. Se lo pensó un momento, fue a la caja, y volvió con mi Lego.
Así que me fui de la tienda con un Lego que normalmente cuesta 35€ sin pagar nada.
Cuando se lo dije a Fergus, se asustó bastante, ya que creía que lo había robado. Por suerte, él sí que me entendió a la primera.

Cuando estábamos volviendo a Wicklow, me llamó Rita, la señora con la que estuve el año pasado. Resulta que estaba yendo con Kevin, el vecino, a Wicklow a visitarme.
Una hora más tarde estaba ya con ellos, y nos fuimos a pasear por Wicklow. Cenamos una hamburguesa (en el único restaurante propiamente dicho de Wicklow), y luego tomamos un helado (un 99). A las ocho, nos despedimos ellos se fueron, no sin darme Kevin un peluche que estaba dando vueltas por su coche.


ago 1 2009

Irlanda: parte 3

Día 11: me desperté temprano para ir a Wexford, una ciudad cercana. Nada más coger el autobús, se puso a llover, y no paró hasta el día siguiente.
Primero fuimos al National Heritage Park, un parque con recreaciones de la vida de los antiguos pobladores de Irlanda: celtas, vikingos… Era interesante, aunque estaba bastante saturado.

National Heritage Park

Aunque ni siquiera la lluvia impidió posar a este patito:

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Después de la visita, cogimos el autobús de nuevo y nos fuimos a Wexford propiamente dicho. Allí, una guía nos mostró el centro de la ciudad (sólo había murallas y vestigios de la rebelión de 1789) rápidamente, ya que todos estábamos empapados. Nada más terminar, nos dejaron una hora de shopping. Yo, que había olvidado el chubasquero, tuve que comprarme un paraguas. Además, encontré una tienda (Everything €2) de la que me llevé un set de gadgets USB: una lucecita, una lámpara de lava, un aspirador de teclado y dos hubs.
Al volver a Wicklow, recordé que Eileen me había dicho que estarían viendo un partido de fútbol gaélico, así que me tenia que ir a cenar a casa de los vecinos. Curiosamente, acabamos cenando 9: los vecinos, sus dos hijos, dos españolas, una francesa, otra señora que no sé muy bien quién era y yo.

Día 12: me desperté más tarde, aunque fue por el ruido: se estaba celebrando un festival de música en el pueblo. Me di un paseo, y volví a casa para comer a las 12. Tocó irish food: jamón cocido con col, patatas y salsa. Después, estuve leyendo durante un rato, hasta que me vino a buscar el vecino a eso de las cinco. Estuvimos caminando por la tarde alrededor del pueblo, viendo la gente que tocaba música celta. Por la noche, me terminé el primer libro que me había llevado, “Pompeya”. Muy bueno.

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No sé a que viene, pero bueno.

Día 13: por la mañana fui a clase. Vimos “Zoolander”, una de las películas más estúpidas que he visto en la vida. Había un tipo que paraba un shuriken de lo guapo que era… Por la tarde fuimos a Brittas Bay, la única playa de arena que he visto en Irlanda. Lo peor de todo fue que olvidé la cámara.
Después, fuimos a la bolera a jugar al billar (curioso, ¿eh?). Perdí.

Día 14: el profesor nos llamó por la mañana para decirnos que nos llevásemos dinero, ya que íbamos a ir al DunDrum, un centro comercial de Dublín (de los mayores de Europa). Mi grupo estuvo mirando todo el rato ropas de tiendas, así que me di la vuelta en cuanto entraron a Bershka (¡lo he escrito bien sin mirar!). Me di una vuelta, y localicé las librerías, tiendas de juguetes y demás sitios interesantes. Había una tienda de Sony, en la que vendían una televisión de 70 pulgadas por la friolera de 40.000€. No sé por qué, pero el encargado me miró un poco mal cuando empecé a hacer fotos a todo.

Válvulas de vacío Pull&Bear
Válvulas de vacío en Pull&Bear

En una tienda de juguetes me compré el set de Lego 8293 por 35€ (acordaos bien de esto, que más tarde volveré a nombrarlo):En una librería a la que fui con Tomás (Eason, muy buena) encontré “The magician”, la continuación de “The alchemyst”, un libro que me compré en Washington el año pasado.
En un sitio similar a Fnac encontré el cómic de Watchmen por 16€ (tapa blanda, pero merecía la pena), y me propuse leérmelo. Anoche lo terminé, y me ha parecido una obra maestra.

DunDrum

ChancletasAdemás, el día estuvo movido: un chico de otro grupo había robado una sudadera en Penneys, y le habían pillado (no se le ocurrió otra cosa que, una vez cometido el delito, volver a la tienda para comprar una camiseta). Después de un montón de rato con los guardias de seguridad y mi profesor, le dejaron salir para enfrentarse con la posibilidad de volver a España. Al final, como no se enteraba de nada y no tenía antecedentes, le dejaron quedarse.


jun 26 2009

Primer intento de Stop-motion

En teoría, esto iba a ser una superproducción con choques impresionantes, pero por diversos errores, se ha quedado en esto:

Amorphous Lego vehicle from Juan Aguarón on Vimeo.