En alguna ocasión seguro que os ha pasado que, antes de ir a dormir, encendéis el ordenador (si es que no estaba encendido ya) para mirar el correo, o Cosas en General, o cualquier otra cosa un momentín. Para cuando os habéis dado cuenta, ya son las dos de la madrugada, y no os habéis dado cuenta. No habéis sentido sueño, ni cansancio.
Además de la conocida capacidad de Internet de distraernos (“Anda, ya han pasado 3 horas…”), al hecho de que no tnos apetezca irnos a la cama se añade otro factor: el brillo de la pantalla. Según estudios (si esto fuera más serio, ahí iría un link), nuestro monitor proporciona luz diurna, algo idóneo para trabajar de día.
Es bien sabido que la luz rige nuestro sistema biológico, prueba de ello son los jet-lag, por los que podemos aguantar 24 horas despiertos sin problemas; o la época invernal, en la que las horas de luz son mínimas y aun con todo nos sentimos con ganas de ir a dormir cuando se hace de noche. Pues bien, por la noche, nuestra queridas pantallas, además de permitirnos ver lindos gatitos, dice a nuestro cerebro que es de día, manteniéndolo alerta.
Para solucionar este problema existen programas como F.lux (disponible para Windows, Linux y Mac), que, basándose en la ubicación del ordenador y en la hora local, coloreará ligeramente la luz para hacerla acorde con el exterior:
Lógicamente, de día Google es blanco prístino.
Se configura automáticamente, y si lo probáis ya de noche, notaréis un cambio demasiado brusco, pero intuyo que, si el cambio de tono es progresivo, apenas nos daremos cuenta.