ago 17 2011

Contact, de Carl Sagan

Hacía meses que no leía un libro de esos que no puedes cerrar hasta que llegas a la última página. Contact no sólo consigue eso, sino que además es profundo (algo que otros autores que logran mantener la tensión hasta el final no consiguen). Me ha enganchado tanto, que ayer superé por completo la pereza que da leer en inglés (me lo compré en USA) y acabé leyendo 250 páginas casi sin interrupción.
Se trata de una novela de ciencia ficción, sí, pero no es el típico relato de “Humanidad encuentra vida inteligente extraterrestre y…”: Sagan hace hincapié en muchos aspectos de este tema tan habitual en este género que normalmente se tratan muy por encima, si es que se llegan a considerar. Especialmente interesante me ha resultado la “batalla” entre Ciencia y religión que se da a lo largo de todo el libro: aunque la mayoría de ideas no me resultaban desconocidas, la forma en que se entrelazan me ha hecho pensar bastante (de hecho, esta noche únicamente he soñado con Contact).

No os voy a destripar más el libro, así que lo único que puedo decir es que lo recomiendo a todos aquellos que disfruten de la buena ciencia ficción. Y para los que no estén muy versados en el género, no os asustéis: el tiempo interno de la obra está situado en la década de los 90, y la trama es realista, por lo que no hay diferencias abismales con una novela de ficción habitual.


abr 25 2011

Ode to the Brain, a.k.a. científicos con Auto-Tune

Me ha parecido muy curioso este vídeo, realizado con fragmentos de diversas charlas de algunos de los cerebritos [risas] más importantes de la neurología:


dic 2 2010

Isótopo del Carbono

Ahora que está ocioso, mi cerebro retoma sus actividades habituales:

isotopo

nov 14 2010

Nova

Ayer tuve que escribir para Filosofía cómo sería mi utopía, es decir, mi mundo ideal. Me habría gustado extenderme más, y explicar más cosas (quizá una distopía), pero tenía espacio limitado. He aquí Nova:

Nova

Era domingo y, como todos los domingos, tenía que ir fuera de la ciudad para la sesión de apreciación. Desde la fundación de Nova se venía haciendo esta actividad una vez a la semana, que era obligatoria para todos los humanos del Cúmulo.

Cuando me levanté de la cama, mi asistente personal ya estaba en la puerta, esperándome con mi ropa y una taza de café modificado genéticamente. Sin duda alguna, los avances de la Genética habían hecho mucho por el bienestar del Cúmulo. Aunque también podíamos ingerir píldoras con los nutrientes necesarios para todo un día, algo muy práctico, yo prefería degustar la comida.

Como todas las mañanas, la prenda que me traía mi sirviente era la misma: una toga a la antigua usanza transparente en su totalidad, pero que, cuando se llevaba puesta, cambiaba su color y su diseño en función del tiempo, de la hora del día, de mis emociones… Hoy tenía un agradable color verde.

Estaba cepillándome los dientes cuando se apagaron todas las luces de la casa. Vaya, llegaba algo tarde a la sesión de apreciación.

Estas sesiones nacieron como uno de los pilares fundamentales de la Tercera Era: hacia finales del S. XXII, y por tanto de la Segunda Era, la gente estaba tan acostumbrada a los adelantos tecnológicos que los llegaron a considerar parte de la Naturaleza. Para poder valorar en toda su grandeza la tecnología que había hecho posibles sueños como la inmortalidad, y la propia Nova, se procedió a la creación de estas sesiones: una vez cada siete días se vivía en medio del entorno natural, sin herramienta artificial alguna, emulando a los antiguos pobladores del planeta.

Era una obligación algo molesta, pero necesaria para que no ocurriera otra catástrofe como la que marcó el fin de la Segunda Era: la Humanidad vivía cómodamente con unos avances jamás vistos, y todos confiaban tanto en las máquinas que, cuando ocurrió el Incidente (todavía no está claro si fue una explosión nuclear, un corte del suministro eléctrico o una fatal guerra), la mayoría de personas se vieron obligadas a depender de sí mismas, de unos instintos que apenas habían ejercitado.

Así pues, gran parte de la Humanidad pereció en tan sólo unos meses, y habría fenecido por completo de no hacer sido por un grupo de científicos y pensadores que, temiendo alguna catástrofe, almacenaron todo el saber humano en una colonia que fundaron secretamente bajo tierra, y cuando las suecuelas del Incidente disminuyeron, volvieron a salir y repoblaron la faz de la Tierra, construyendo una sociedad en la que nadie estaba por encima de los demás: todo el trabajo manual lo realizaban los robots, que se encargaban de tareas como la agricultura, la minería o la construcción (tareas a las que antes se dedicaban muchas vidas humanas, llegando incluso a la esclavitud), suprimiendo para siempre el trabajo como algo obligatorio y permitiendo a los ciudadanos dedicarse única y exclusivamente a sus aficiones: Artes, Ciencias, Artesanía… pero no estando obligados por nadie a hacer nada que no desearan.

Aunque en los comienzos de la Nueva Era (Nova fue la primera ciudad en ser construida) fueron los fundadores los que dirigieron la sociedad, pronto se pasó a un sistema que garantizaba la igualdad y la distribución equitativa del poder: el Consejo. Todos los días era necesario acceder a una red informática en la que todos los habitantes de la Tierra y , posteriormente, del Cúmulo, daban su opinión e ideas sobre los diversos temas que incumbían a toda la población. Esto se basaba, fundamentalmente, en que todo el mundo tenía una educación realmente sobresaliente, obtenida gracias a programas de estimulación mental.

¿La justicia? La mayoría de los ciudadanos jamás habían cometido falta alguna, pero las pocas que había, normalmente debidas a malentendidos, eran resueltas justamente en el Consejo.

Nosotros, en Nova, también dependíamos mucho de las máquinas, pero sabiamente: sabíamos lo que podían hacer, y hasta dónde podíamos llegar. Por otra parte, habíamos logrado crear una sociedad en la que no había guerras, pues todo el mundo tenía lo que quería sólo con desearlo. Además, problemas como la muerte ya estaban totalmente erradicados: tales eran nuestros avances que la única preocupación, lo único que no teníamos controlado, era el hecho de que quizá existiesen otras civilizaciones más allá de los planetas del Cúmulo… Pero eso ya es otra historia.


ago 17 2010

El escudo de armas de Rutherford

Después de 4 días montando en bici, haciendo excursiones y viendo la vida de Ezcaray, un pueblecito muy majo de La Rioja, vuelvo a la vida normal.

Ernest Rutherford, el padre de la física nuclear, fue condecorado con el título de Lord como premio por sus méritos. A diferencia de la mayoría de escudos de nobles, que suelen contener la típica flor de lis y una torre, el suyo contenía ciertos elementos realmente curiosos, un tributo a la Ciencia y a su país natal:

Comencemos por el exterior. El lema, Primordia Quarere Rerum, ( “Buscar la naturaleza de las cosas”) es un ejemplo de la inquietud por saber de Ernest. Pasando al timbre, encontramos un kiwi, el animal insignia de Nueva Zelanda, la patria de Rutherford. En los lados aparecen Hermes Trismegistus, el patrón de los alquimistas y del conocimiento; y un guerrero maorí.

Pasando al blasón propiamente dicho, vemos dos pájaros en sendas áreas amarillas. Si nos fijamos bien, podemos ver que el escudo se encuentra dividido en cuatro zonas rojas y amarillas por dos líneas: las curvas del crecimiento y decaimiento de la radiactividad, dos gráficas exponenciales.

Si queréis saber más sobre E. Rutherford, aquí hay una biografía bastante buena.


may 31 2010

Chistes de Ciencia

Una pequeña recopilación de chistes cortos, bromas o paradojas que encontré por ahí:

  • Las bacterias se multiplican dividiéndose.
  • La tasa de natalidad es el doble que la tasa de mortalidad; por lo tanto, una de cada dos personas es inmortal.
  • El no tener hijos es hereditario; si tus padres no tuvieron ninguno, lo mas probable es que tu tampoco los tengas.
  • La probabilidad de tener un accidente de tráfico aumenta con el tiempo que pasas en la calle. Por tanto, cuanto mas rápido circules, menor es la probabilidad de que tengas un accidente.
  • - ¿Qué sucede cuando n tiende a infinito ?
    - Que infinito se seca.
  • -¿Qué le dice un superconductor a otro?  “¡Qué frío hace! No resisto más.”
  • Excusa para no hacer los deberes de Matemáticas: “Sé cómo hacerlo, pero este margen es demasiado pequeño”.
  • -Papá, papá, me haces el problema de Matemáticas?
    -No hijo, no estaría bien.
    -Bueno, inténtalo de todas formas.