300 ºK
Se nota que llega el verano: ya se está mejor en la calle que en los autobuses urbanos.
No es como vender chorizos…
Salón del cómic
Este fin de semana se celebraba el 7º Salón del Cómic de Zaragoza.
El viernes no pude ir (entrenamiento), ni el sábado (partido y comida familiar), así que he ido hoy por la mañana.
Así que me he puesto la wifiseta y he ido a esperar al colegio a un amigo, Álvaro, para ir.
Ya al entrar te das cuenta de que la gente de dentro no es normal. Está lleno de frikis (algunos incluso más que yo). Hay varios puestos de cómics (normal), de camisetas, figuritas, un par de PS3 para que la gente juegue… Vamos, para entretenerse un rato mirando cosas.
Quería comprarme unas zapatillas de champiñón de velocidad, pero no había de mi talla… Así que me he quedado con un peluche de Mario Bros:
Álvaro ha conseguido algo que es más raro todavía que mi Mario: una figura de 20 cm. de alto de un Alien… Es repugnante: todos los tentáculos parecen reales, y, la verdad, yo nunca lo pondría en mi cuarto…
También he aprovechado para comprar el regalo del amigo invisible, y para mí dos pines: uno de la pantera rosa y otro de R2D2.
A ver si el año que viene no tengo partido, o cambian los horarios de los torneos de Nintendo DS, porque el año pasado pude jugar al de Mario Kart, pero este no (ni al de Tetris ni al de Bomberman…).
Ya sólo quedan 363 días para el siguiente…
Visita de los Sitios de Zaragoza
Hoy, día de Todos los Santos y como cada año, se hacía una visita con un grupo de voluntarios (vestidos de la época, 1808) por los sitios más importantes de los Sitios de Zaragoza.
A las 09:35 , mi hermano y yo estábamos en la Avenida César Augusto (en la fuente de la rana) con nuestro abuelo. Al poco rato han venido nuestra tía y primos.
Hemos pasado por el puente de Piedra, para ir hacia el Arrabal y ver algunos sitios destacados. Mientras, un voluntario explicaba cosas.
Han contado algo que me ha parecido muy curioso: los jefes de cada campamento llevaban un bastón con punta de hierro, para clavarlo en el suelo. Cuando tenían que castigar a alguien, le obligaban a permanecer al lado mientras los soldados se iban de permiso. Lo que me ha llamado la atención es que el palo se llamaba “porra”, de ahí la expresión “vete a la porra”. Curioso, ¿no?
Después, en un parque, han disparado una salva en honor a los caídos en la Guerra de la Independencia.
A eso de las doce y algo ha acabado la visita, por lo que hemos ido al Pilar. Todos los días de Todos los Santos abren la cripta, una sala situada bajo el altar en la que están enterrados los aragoneses importantes: Palafox, Pignatelli… (y los que tenían perras: el que pagó dos de las torres del Pilar, condes, etc.)
Vamos, que ha sido una mañana más cultural que de costumbre
Otro día en la Expo – El hombre vertiente
Ayer fui a la Expo con mi tía y mis primos. Vimos unos cuantos pabellones (aunque por la mañana no tantos; estuvimos dos horas y media esperando para entrar al de Alemania), por la tarde más, compré un rompecabezas de madera en Mongolia… Vamos, que recomiendo ir a la Expo.
Pero por la noche, a las 23:15 (también 21:15 y 01:15), fuimos a ver el espectáculo de “El hombre vertiente” (si tienes intención de ir a verlo, mejor no leas el resumen). Tras media hora de espera en unas filas enormes, pasamos a un pabellón enorme, con un escenario y un gas que lo iba llenando todo lentamente. Esperamos un poco, y comenzó el espectáculo (las suposiciones que hago sobre cada cosa puede que sean incorrectas, pero a mí me parece que tienen sentido).
Primero aparece el hombre vertiente, una persona con traje que decía que se encargaba de transportar el agua a ríos, lagos… (como si fuera el ciclo del agua). De repente, él empieza a volar por el escenario (con una cuerda que le sujetaba, evidentemente) y después para, para dejar ver a cuatro hombres que hay detrás del escenario (que representan a la humanidad). Mientras los hombres también “vuelan” por el escenario, el hombre vertiente comienza a tener heridas por las que se le sale el agua. Los cuatro hombres empiezan a lanzar agua y a pelearse entre ellos (todo junto con música de chumba-chumba-chumba y luces epilépticas), mientras el hombre vertiente va debilitándose (vamos, que los hombres se matan los unos a los otros mientras disminuyen las reservas de agua de la tierra). Poco a poco, el hombre vertiente va muriendo, hasta que la Tierra se queda sin agua. Es espectacular.
En la segunda parte, aparece un hombre arrastrándose por el desierto (que en realidad es una imitación excepcional de una vista de pájaro), junto con unos lagartos. El hombre acaba muriendo, y los lagartos (que resistirán más sin agua) se lo comen.
En la tercera, una especie de “duendecillos” (eso sí que no lo he sabido comprender), hacen crecer pólipos, o sea, volver a crear la vida en el mundo, con lo que el hombre vertiente resucita.
Es impresionante, una actuación buenísima. La mejor, la primera parte. Aunque, como el Iceberg, algo extraña y siniestra.
Un sobresaliente.