sep 21 2009

Dios y el Destino

Aunque el nombre de la entrada pueda parecer el título de un libro de autoayuda, en realidad trata de una idea que he tenido después de una clase de Ética en la que hemos estado hablando sobre el Destino. Para los que no lo sepan, el destino es una fuerza que guía las acciones de todo. Controla el movimiento de cada átomo, y provoca todo lo que ha ocurrido, está ocurriendo o va a ocurrir, como el color de nuestro pelo o la persona que matamos el martes pasado.
Su opuesto es el Libre albedrío, cuya idea principal consiste en que nosotros dictamos nuestro futuro: podemos elegir, no hay nadie ni nada que nos obliga a actuar como lo hacemos.

Personalmente, creo que no hay ninguna manera de saber cuál de esas dos opciones es la correcta. Puedes decantarte por una o por la otra, a efectos prácticos va a ser lo mismo Lo que sí se puede hacer es comparar dos teorías, que aparentemente no tengan nada que ver. Supongamos que alguien cree en el Destino y es cristiano (pongo esta religión porque es la que mejor conozco. Supongo que también vale para otras cuya deidad sea credora). Comencemos por la parte religiosa.
Dios, según la Biblia, “creó los cielos y la tierra”. Por tanto, antes sólo estaba Dios.
La teoría del Destino dice que todo está predestinado (valga la redundancia). Por tanto, el destino estaba antes que Dios, y por tanto Dios no fue lo primero. Y, por tanto, sacrilegio.
Se puede pensar que Dios creó el Destino, pero entonces se encuentra el problema de que no es Dios quien hizo todo lo que ha ocurrido en la Tierra, milagros incluidos. Sería el Destino el que lo provocó todo, y no Dios.
Y, entonces, queda el interrogante de cómo se rige lo que hay fuera del Universo: si por libre albedrío o por destino. Es decir, por qué obraría Dios de ese modo.
Por tanto, tenemos dos opciones: por un lado, Dios y libre albedrío, y por otro el destino más solo que la una.

Supongo que habrá que pulirlo un poco, pero habría sido una buena manera de acusar de herejía a la gente durante la Inquisición.


mar 24 2009

¿Parar algo por completo?

Una idea un tanto peculiar que se me ocurrió ayer:

Si tuviésemos una máquina que permitiese “congelar”, parando por completo el movimiento de un grupo de átomos (pongamos un botijo de ununoctio, para hacerlo denso) repentinamente, en ausencia de movimiento, ¿qué ocurriría? No estoy hablando de una paralización del tipo “sujetamos la cosa con una cuerda”, sino de quedarse quieto completamente.
Es decir, fijarlo en un punto xyz concreto.
Si yo voy por la calle tranquilamente y para a atarme los cordones, me mantengo fijo sobre el suelo. Es algo completamente lógico. Entonces, si hay una persona (por ejemplo, en Estados Unidos) que también se para, la distancia entre nosotros será la misma mientras ambos sigamos parados (omito el movimiento de las placas tectónicas). Bien. Pero la diferencia con el experimento mental de antes es que yo me desplazo, trazando una elipse a la nada despreciable velocidad de 30’289 kilómetros por segundo. Es decir, que si considerásemos un punto fijo del universo como “Centro” (en mayúsculas, que queda mejor), me estaría moviendo respecto a él. También parece lógico, ¿no?
Ahora bien: ¿qué son 30 kilómetros por segundo? Casi nada.
Evidentemente, estamos sometidos a más fuerzas que la simple rotación alrededor del Sol. El Big Bang nos lanzó a todo (qué raro suena) hacia todos los lados. Y aún seguimos sintiendo los efectos de esa explosión. Resumiendo, que nos movemos a una velocidad bastante grande, alejándonos de ese “Centro”.
Bueno, ¿alguien sabe a qué velocidad se desplaza la Vía Láctea? Según el último estudio, a unos más que respetables 965.000 km/hora. Si queréis comparar, son 16.083’3 km/s (Me estoy empezando a marear).
Comparada con la velocidad de rotación de nuestro planeta, sería como un granito de azúcar junto a un adoquín (recomiendo mirar el enlace a los no mañicos).
Ahora, volvamos a recordar a nuestro botijo. Está colocado en la máquina que lo hará pararse. Pongamos que, para mayor seguridad, el experimento se hace en un sótano. Conociendo a los científicos (véase LHC), seguro que será en una fosa muuuuy profunda. Bueno, esto no es necesario, pero queda bien para la narración :-)
Todo el mundo mirando un botijo colocado en una plataforma. Un montón de aparatos que se pondrán en marcha al apretar un botón (rojo, preferiblemente. Redondo, grande y con protección, de esas de levantar la cajita de plástico. Y, para poder pulsarlo, hay que girar dos llaves separadas por varios kilómetros al mismo tiempo).
Llega el momento. Un hombre (preferiblemente con bata blanca y gafas casi-de-buceo ridículas) levanta la protección de plástico. Introduce la llave. Mientras, otro tipo hace lo mismo. Ambos giran la llave. Suena el Carmina Burana.
Pulsan el botón.
¡Adiós planeta! O, por lo menos, una porción amplia de él. Y eso que sólo era un botijo (vale, extremadamente pesado, pero es que quedaba bien).
Un Colt del 45 lanza la bala a 243 m/s. Y hacía volar cosas. Ahora, imaginad algo del tamaño de u botijo (que creo que es un poco más grande que una bala) a una velocidad 70.000 veces mayor que la de la bala del Colt.
Ahora, supongamos que el botijo está en el punto más alejado de la Tierra respecto la fuerza que nos arrastra, junto con toda la Vía Láctea.
Una masa que trazaría un túnel perfecto, de 12.750 km de longitud (diámetro de nuestro planeta). Menos mal que sólo es un botijo, ¿eh?
Aunque, pensándolo bien, la culpa no sería del botijo. Él no habría hecho nada. La culpa sería nuestra, por lanzarnos contra él.

mar 19 2009

¡Helados!

Hoy, en el día del Señor del 19 de…

Perdón, la entrada anterior me está afectando. En fin, hoy nos hemos tomado el primer helado. La verdad es que se nota que hay más gente por la calle, bicicletas, hay señores mayores paseando…
Y el helado estaba muy rico (me he cogido mi favorito: menta y cookies).
Después de ver “Una verdad Incómoda”, de Al Gore, me surge una idea:

El calentamiento global no es tan malo: permite a los heladeros trabajar más.
(Y también a los fabricantes de aparatos de aire acondicionado)

En fin, ya sólo quedan 3 exámenes esta semana (o sea, mañana). Y luego otro de Química, pero eso es fácil.

Aunque yo creo que esto de los exámenes me afecta: en temporadas como esta, es cuando más creatividad tengo. Esta semana se me han ocurrido 5 inventos…


feb 10 2009

NOOOOOOOOOO

Llegó la hora.

Ahora en serio. Por leer “no hay que matar”, ¿la gente va a dejar de matar? ¿o de no reconocer la dignidad de los animales? ¿Por qué hemos de tener una hora semanal de obviedades inútiles que, más que ayudar, empeora lo demás? Porque me parece bien que se saquen una hora de la manga, pero, ¿ha de ser de Matemáticas? Si el circunflejo quiere que seamos buenos, vale. Pero que nos quite una hora de la asignatura más importante de todas… Hay un trecho. Me parece que los que elaboraron nuestro estupendo horario no se dieron cuenta de que es inútil tener tantas clases de Música (3) como de Matemáticas (otras 3). O de que las clases de tutoría son bastante innecesarias (media hora cada dos semanas de la clase que imparta el tutor, y listo). Y ya, para rematar ese derroche de conocimientos, le ponen a la asignatura el rimbombante nombre de Educación para la Ciudadanía y los derechos humanos, lo más fácil para copiarlo.  
Y luego están los exámenes. Lo de leer qué son los derechos humanos, vale. Es una de las pocas cosas interesantes que aparecen. Pero para mandar estudiar qué es “la asertividad” hay que tener ganas de fastidiar…
Probablemente, el mejor momento fue cuando la profesora le preguntó a Ernesto (ha comentado alguna vez por aquí): 
-Y tú, ¿qué opinas de esta asignatura?
-Creo que hay asignaturas mucho más importantes que esta pérdida de tiempo.
Eso sí, puedo decir que nunca me lo había pasado tan bien dibujando en una asignatura. 

ene 22 2009

Si se tiene hambre, aún, pero…

¿Qué es el maná?
En la Biblia (Éxodo), aparece una escena en la que está el pueblo de Israel, precedido por Moisés, vagando por el desierto. Entonces encontraron unos árboles como este:

Acamparon allí y, por la mañana, descubrieron que estaba todo de color blanco, y que eso era comestible. Además, a cada persona le sabía como su alimento favorito. Así que comieron en abundancia, saciando su estómago (y después, supongo, le dieron gracias a Yavé).

Pero la explicación es más sencilla (y menos surrealista): por la noche, unos insectos comen durante varias horas la hojas de este árbol, y, claro, no se lo quedan todo para ellos. Los pobrecitos tienen que… evacuar.

Lo que se aprende en clase de Religión…


ago 11 2008

Funcionamiento de un ratón

1. De ordenador.
2. Viejo (de los de bola; no óptico).

Ayer por la noche abrí el ratón para limpiarlo, y me encontré con un mecanismo bastante ingenioso:
Ya lo había abierto otras veces, pero nunca me había fijado en su funcionamiento.

Viendo lo que hay dentro (en el agujero debería estar la esfera), deduzco que la bola, al moverse, hace girar los dos pequeños cilindros negros (que estaban con 1 mm. de porquería). Supongo que el izquierdo transmitirá la información del eje X, y el de arriba la del eje Y. Pero lo curioso es cómo transmiten la información: en el mismo eje del cilindro, hay una rueda con pequeñas perforaciones. Junto a ésta, hay una especie de cuadrado (negro, también) que intuyo que emite algún tipo de luz o láser. Dependiendo de la velocidad de la rueda perforada, los rayos de luz serían más continuos o llegarían más tarde al punto receptor (detrás de la rueda). De ese modo, se podría saber la velocidad y el avance del cursor en un eje. Y supongo que el otro, igual.

Pero, montado, queda como un ratón cualquiera… Amarillento por el uso (en eso puede que no tan cualquiera).