oct 23 2011

Las aventuras de Tintín

Se acercan las Navidades, y con ellas el estreno de la esperada película de Tintín. He preferido no leer mucho acerca del tema para mantener la intriga, pero no he podido evitar toparme con esta extraordinaria secuencia no oficial para los créditos iniciales:

The Adventures of Tintin from James Curran on Vimeo.

Vamos, una obra maestra.


oct 17 2011

Avances en procesadores de textos: el bolígrafo

Hace dos o tres años leí un artículo, no recuerdo dónde, que decía algo así como que el canal empleado para transmitir un mensaje alteraba este último.

Me explico. Sócrates no escribió nada en vida (ni en muerte, se supone), ya que según él cada uno debía desarrollar sus propias ideas. Es decir, que la escritura “limitaba” al pensamiento. Nietzsche (creo que era él; corregidme si me equivoco) también tenía una opinión similar: poco después de que le regalaran su primera máquina de escribir, uno de sus lectores le dijo que notaba que su estilo se había vuelto más mecánico, y ya no tenía la misma ligereza que antes. Sí, el mensaje principal era el mismo, pero se perdían matices, del mismo modo en que una conversación telefónica carece de ese “algo” que tiene el hablar en persona.

Pues bien, yo también he experimentado lo mismo que estos dos filósofos; no en vano las cosas importantes (relatos, comentarios de texto…) siempre las he escrito instintivamente a mano, ya que el resultado final es mejor que si lo hiciera directamente a ordenador. Y todo esto, junto con el hecho de que el editor de WordPress vaya anormalmente lento en mi ordenador, me ha hecho decidirme a escribir a mano todos los posts en los que cuente algo con “chicha”. No creo que notéis una gran diferencia, pero yo sí que sentiré el texto un poco más propio.

Y, por otra parte, mejoraré mi caligrafía.


oct 14 2011

Sobre música y otros sonidos

Jotas, aportando decencia a las fiestas del Pilar desde tiempos inmemoriales.

En este preciso momento gran parte de la gente joven de Zaragoza se encuentra en el momento “estelar” de las Fiestas del Pilar: el concierto de Juan Mangas, un personajillo de cuya existencia me enteré hace un par de semanas. No obstante, casi todo el mundo lo conocía, a pesar de tener un artículo de Wikipedia bastante sucinto.

No voy a hablaros acerca del compás de cuatro por cuatro de sus composiciones, ni de su virtuosismo al teclado (del Mac de turno, se entiende). Principalmente, porque no ganaría nada haciéndolo, y no conozco la música que hace lo suficientemente bien como para poder escribir acerca de ello. Como podréis imaginar, el suyo no es un género que me resulte apasionante; prefiero otros estilos. Y de estilos y gustos musicales va la cosa.

Los que me leéis desde hace un tiempo sabréis que el tipo de música que escucho no es precisamente convencional. Para que os hagáis una idea, mi MP4 cuenta con contenidos tan variados como polkas finlandesas, versiones con letra friki de bandas sonoras, synth pop de los 80, música clásica, canto gregoriano mezclado con electrónica… digamos que no es lo habitual. Vamos, que desde mi posición no puedo valorar objetivamente la música comercial de hoy en día, ya que nunca la escucho.

Sin embargo, el otro día acabé en un macroconcierto de la cadena de radio Máxima FM en el que se encontraba media Zaragoza. Evidentemente, al igual que otras muchas personas, no estaba allí por la música, pero no pude evitar escucharla. Si os soy sincero, me desagradó bastante. Esto es sólo una opinión, por lo que no debe ser tomada como nada más que eso, pero lo cierto es que no le encuentro ningún atractivo a este género musical (si no me equivoco, es el dance): en vez de basarse en una sucesión de notas, está compuesto por variaciones de volumen y la alternancia entre pitidos destrozatímpanos y graves que hacen pensar en el estallido de una bomba. Pero lo respeto, ya que sé que, aunque aún no la he escuchado, ha de existir alguna ¿canción? ¿composición? de este estilo que, si bien no se convertirá en una de mis favoritas, me agradará (o al menos no me desgradará, que tratándose de mí no es poco).

“Todo esto es muy bonito, pero no sé a dónde quieres ir a parar”, estaréis pensando. Pues bien, esto viene a que el otro día, hablando de música, oí una frase de esas que silencian las conversaciones de alrededor. De las que hacen que, por unos instantes, seas incapaz de ofrecer una contestación coherente. En definitiva, una de esas frases que te hacen dudar de si se trata de una broma: “la música de ahora es la mejor de todas, y todo lo de antes es mucho peor”. Sí, iba en serio.

De acuerdo, éste es un caso bastante extremo de difícil tratamiento, pero eso no quita que haya mucha gente que únicamente escuche música de hoy en día. Realmente, el problema no es que se escuche lo de hoy en día (evidentemente, eso es necesario para que se innove), sino que no se escuche lo que había antes del chuntachunta. Esto no me mosquearía tanto si se tratase meramente de una cuestión de gustos, pero lo cierto es que la mayoría de la gente de mi edad escucha lo que escucha porque sus amigos también lo hacen, y así será hasta que se forme un círculo vicioso en el que todo el mundo escuche lo mismo, pero a nadie le guste. Pero como lo que está asociado con este tipo de música siempre va a existir, al final acabará convirtiéndose en música de acompañamiento, y la canción dejará de ser un fin para pasar a ser un medio con el que amenizar la ingesta de grandes dosis de alcohol cada fin de semana y fiesta de guardar.


oct 10 2011

Breve resumen de mis últimas semanas

Lo sé, la forma en que voy a comenzar esta entrada ya está muy trillada (más de lo que debería), pero realmente es lo que ha ocurrido: estas últimas semanas he estado bastante ocupado, y apenas he tenido tiempo para escribir. Hay varias cosas acerca de las que os voy a hablar que necesitarían una entrada propia, pero si lo hiciera así estaría hasta dentro de un par de meses redactando. Dicho esto, allá van las buenas nuevas:

Empecemos con lo friki. El fin de semana del 17 y 18 de septiembre se celebraron las XV Jornaícas del manga y anime de Zaragoza. Aunque no me apasionan los cómics japoneses, el ambiente que hay es fantástico: la mayoría de la gente va disfrazada de algún personaje de una serie o videojuego (a esto se le conoce como cosplay), así que por no desentonar me llevé mi ya famosa “camiseta del altavoz” y un gorro de Yoshi. Además de pasar un buen rato con algunos amigos de la asociación que organizó este evento estuve cogiendo ideas para mi cosplay de Sauron (el Señor de los Anillos). Hace unos meses os hablé de este peculiar disfraz que estaba haciendo, aunque acababa de comenzarlo y no lo tenía nada claro. Sin embargo, a día de hoy me queda una hora de trabajo en el yelmo, y a finales de la semana que viene quiero tener terminado el resto de la armadura. Para que veáis que no os engaño, os dejo con esta foto:

Pasando a cosas algo más serias, el sábado 24 fui a Madrid con Pepe a la OSHWCon, un congreso de hardware libre, electrónica y robótica. La intención original era ir a alguna charla, ya que se trataban temas interesantes. No obstante, pensamos que podríamos aprovechar la ocasión para enseñar el Osciloduino a un público más selecto. Dicho y hecho: adaptamos una fuente de alimentación para que suministrase la tensión requerida por nuestro invento, y salimos hacia la capital del Reino con un pequeño laboratorio que conseguimos meter en una maleta (para que os hagáis una idea, si hubiese pretendido viajar con eso a Estados Unidos, aún estarían interrogándome). Tras un cómodo viaje en AVE y un cuarto de hora de taxi llegamos al centro de FP que acogía el evento, a un minuto de que diera comienzo la primera charla, que versaba sobre impresión 3D. Después fuimos a la llamada “zona de cacharreo”, una sala en la que aquellos que tenían alguna creación podían enseñarla al que estuviera interesado. Allí conocí a bastante gente, aunque con algunos de los cuales ya había entablado contacto por Twitter. Allí sacamos el Osciloduino, el portátil, el generador de ondas, la fuente de alimentación, la documentación y los panfletos, y esperamos a que fuese llegando gente. Mientras tanto los chicos de Complubot nos estuvieron enseñando el Arduino Lottie Lemon, que hasta unas horas después no se presentaría oficialmente en España. En cuanto a nuestra Tengo que decir que nos esperábamos que llamase la atención, pero poco más. En absoluto creímos que pudiese pasar lo que pasó: a los que se acercaron les encantó, se quedaron alucinados por nuestra pequeña caja de puros con pantalla. Varias personas hicieron fotos o vídeos con el osciloscopio como protagonista y, aunque es algo anterior, Bricogeek publicó una entrada sobre él.

Tras este pequeño momento de crecimiento del ego fuimos a otra charla, algo más técnica, sobre FPGAs (hasta entonces nunca había oído hablar de ellas) que me resultó bastante interesante, aunque de momento superan mis conocimientos. Como ya era mediodía, fuimos a comer a un bar cercano y regresamos a tiempo para la tercera charla, esta vez sobre robótica y educación, a cargo del responsable de Complubot. Iba con la idea de enterarme de cómo montar (por última vez) un club de robótica en el colegio, pero no dijeron nada que no supiera. De todos modos, en el turno de preguntas pregunté al ponente qué se podría hacer para que los alumnos de Bachillerato se interesaran por el tema, y su respuesta fue tajante: “matarlos a todos”.

A continuación volvimos a la zona de cacharreo para aprovechar los últimos minutos antes de la siguiente charla. Como no teníamos mucho tiempo, decidimos que lo mejor sería sacar sólo el Osciloduino, y enseñarlo sin encenderlo. Pues bien, acabamos teniendo que montar el garito rodeados de unas 15 personas, todos impresionados por nuestro prototipo. Incluso a David Cuartielles, el co-fundador de Arduino, le encantó. Muy ilusionados por la acogida recibida, fuimos a la última charla, esta vez de David, en la que habló sobre Arduino en general. Cuando terminó, nos despedimos de toda la gente nueva que habíamos conocido, y nos fuimos a coger un taxi para volver a Zaragoza. Sin embargo, cuando estábamos ya en la calle, un chico nos persiguió para pedirnos ¡que fuésemos a la Carlos III de Madrid a hablar sobre el osciloscopio! Como podréis imaginar, todo esto ha hecho mella en nosotros, y hemos decidido lanzarnos al antes hipotético segundo prototipo. Para diciembre esperamos que esté listo, pero eso es otro tema y de momento es confidencial.

Por otro lado, la semana pasada me operaron, y es por eso por lo que no he podido escribir durante los últimos días. Aprovecho para deciros que me toca pasar por quirófano de nuevo la semana que viene, así que estaré otros tantos días sin publicar mucho, pero no os preocupéis, no es nada grave.

Y así es como debería quedar

Y así es como debería quedar

Y finalmente, os anuncio que he conseguido montar en mi colegio un grupo de “robótica” (por designarlo con algún nombre), aunque me temo que será bastante efímero No obstante, estoy plenamente convencido de que nuestro primer proyecto, una impresora 3D, estará acabado a tiempo antes de Navidades. Somos pocos (de momento, tres y nuestro profesor), aunque todos echamos ganas, que al final es lo que cuenta. El modelo que hemos elegido es la RepRap Prusa Mendel, principalmente porque es la más barata y la más rápida de construir. De momento no hay nada claro, salvo que ya hemos comprado toda la electrónica, pero en cuanto tenga más detalles os informaré.

En general, eso es todo en lo que ando metido ahora. Tengo alguna que otra entrada en el horno, pero supongo que las dejaré para después de las Fiestas del Pilar, ya que necesito documentarme para terminarlas.


sep 20 2011

Parábola del hombre con las manos atadas

Hoy en clase de Lengua hemos leído este texto que da bastante que pensar, y que a mí me ha gustado mucho:

Érase una vez un hombre que vivía como todos los demás. Un hombre normal. Tenía Cualidades positivas y negativas. No era diferente.

Un día, llamaron repentinamente a su puerta, cuando salió se encontró con sus amigos. Eran varios y habían venido juntos. Sus amigos después de mantener una larga y amistosa charla con él, le ataron los pies y las manos para que no pudiera hacer nada malo (pero se olvidaron de decirle que así tampoco podría hacer nada bueno). Y se fueron dejando un guardián a la puerta para que nadie pudiera desatarle.

Al principio se desesperó y trató de romper las ataduras. Cuando se convenció de lo inútil de sus esfuerzos, intentó, poco a poco, acostumbrarse a su nueva situación.

Poco a poco consiguió valerse para seguir subsistiendo con las manos atadas. Inicialmente le costaba hasta quitarse los zapatos. Hubo un día en que consiguió liar y encenderse un cigarrillo, y empezó a olvidarse de que antes tenía las manos libres.

Pasaron muchos años, y el hombre comenzó a acostumbrarse a sus manos atadas. Mientras tanto su guardián le comunicaba, día tras día, las cosas malas que se hacían en el exterior los hombres con las manos libres (pero se le olvidaba decirle las cosas buenas que también hacían los hombres con las manos libres)

Siguieron pasando los años y el hombre llegó a acostumbrarse a sus manos atadas, y cuando, el guardián le señalaba que gracias a aquella noche en que entraron a atarle, él, el hombre de las manos atadas no podía hacer nada malo. ( pero se le olvidaba señalarle que tampoco podía hacer nada bueno).

El hombre comenzó a creer que era mejor vivir con las manos atadas. Además, ¡Estaba tan acostumbrado a las ligaduras…!

Pasaron muchos años, muchísimos años más…, un día sus amigos sorprendieron al guardián, entraron en la casa y rompieron las ligaduras que ataban las manos del hombre.

“¡Ya eres libre!”, le dijeron.

Pero habían llegado demasiado tarde, las manos del hombre estaban totalmente atrofiadas y, aunque así, con las manos libres ya no podía hacer cosas malas, tampoco podría ya hacer cosas buenas.

Carlos Giner, Fuera y dentro de la política.


sep 19 2011

Tony Ronald – Help! (Get me some help)

Hace unas semanas estaba con mi padre cortando jamón en la bodega del pueblo cuando nos dio por poner algunos vinilos viejos que estaba ordenando mi abuelo. Entre otras muchas joyas encontramos este temazo de Tony Ronald de 1971, Help! (Get me some Help), que muchos conocimos por primera vez gracias al anuncio de un otrora popular servicio de información.

No sé qué tendrá el vinilo, pero suena de un modo que los medios digitales no pueden imitar. Encanto, será.