sep 26 2009

Varios

Sé que estos días la publicación de entradas ha estado un poco parada, pero se ha debido en parte a que el colegio ya ha empezado a coger carrerilla, y a que los comentarios en la entrada de “Dios y el Destino” han acaparado casi toda mi atención. Es increíble, 36 comentarios…

Además, este curso mi horario es bastante caótico: baloncesto, academia de inglés, clases de 3DS Max, TTM…

Ayer encontré un libro que tiene buena pinta, “Catálogo de expresiones para la traducción inversa español-ingles“. Además, una buena parte está subido a Google Books, por lo que se pueden leer gratis la mayoría de expresiones.

Para Lengua he tenido que hacer una redacción, “relato de una experiencia personal”. Como este tipo de deberes no me llama mucho la atención, he escrito un montón de tonterías bonitas y bien redactadas. Simplemente con una finalidad: rellenar huecos.

Hoy, mi hermano, en su primer entrenamiento de la Preselección, se ha torcido un tobillo. Además, este año el campeonato nacional se celebra en Zaragoza, una auténtica faena: por ejemplo, hace dos años pudimos ir a comer pescaíto frito a Cádiz… Este, toca en casa.

El otro día estuve intentando arreglar el DVD (encontré el problema cuando ya había cortado 5 cables. Al parecer, era una obstrucción del motor). Conseguí sacar el diodo láser, y otra cosa bastante curiosa: hace ya 4 años que se preveía lo de la fibra óptica. Este aparato venía con un conector especial para enchufar el cable directamente.

-Pepe, dime algo con amor.
-Amorfa.


sep 25 2009

La cara oculta de Julio Verne

No creo que sea muy adecuado hablar de caras en este asunto…

Julio Verne, además de ser uno de los mejores escritores de Ciencia Ficción (y el primero), tenía problemas alimenticios. En una carta dirigida a su madre él decía:

Una vida que limita al norte con el estreñimiento, al sur con la descomposición, al este con las lavativas exageradas, al oeste con las lavativas astringentes (…) Es probable que estés enterada, mi querida madre, de que existe un hiato que separa a ambas posaderas y no es sino el remate del intestino. (…) Ahora bien, en mi caso el recto, presa de una impaciencia muy natural, tiene tendencia a salirse y, por consiguiente, a no retener tan herméticamente como sería deseable su gratísimo contenido. (…) graves inconvenientes para un joven cuya intención es alternar en sociedad y no en suciedad. Porque por decirlo de una vez, el culo no me cierra bien.

Mayor Orguillés, David, Grandes Biografías: Jules Verne

La verdad, en sus libros no he visto todavía algo de este estilo. Eso sí, emplea la misma abundancia de adjetivos que siempre.


sep 21 2009

Dios y el Destino

Aunque el nombre de la entrada pueda parecer el título de un libro de autoayuda, en realidad trata de una idea que he tenido después de una clase de Ética en la que hemos estado hablando sobre el Destino. Para los que no lo sepan, el destino es una fuerza que guía las acciones de todo. Controla el movimiento de cada átomo, y provoca todo lo que ha ocurrido, está ocurriendo o va a ocurrir, como el color de nuestro pelo o la persona que matamos el martes pasado.
Su opuesto es el Libre albedrío, cuya idea principal consiste en que nosotros dictamos nuestro futuro: podemos elegir, no hay nadie ni nada que nos obliga a actuar como lo hacemos.

Personalmente, creo que no hay ninguna manera de saber cuál de esas dos opciones es la correcta. Puedes decantarte por una o por la otra, a efectos prácticos va a ser lo mismo Lo que sí se puede hacer es comparar dos teorías, que aparentemente no tengan nada que ver. Supongamos que alguien cree en el Destino y es cristiano (pongo esta religión porque es la que mejor conozco. Supongo que también vale para otras cuya deidad sea credora). Comencemos por la parte religiosa.
Dios, según la Biblia, “creó los cielos y la tierra”. Por tanto, antes sólo estaba Dios.
La teoría del Destino dice que todo está predestinado (valga la redundancia). Por tanto, el destino estaba antes que Dios, y por tanto Dios no fue lo primero. Y, por tanto, sacrilegio.
Se puede pensar que Dios creó el Destino, pero entonces se encuentra el problema de que no es Dios quien hizo todo lo que ha ocurrido en la Tierra, milagros incluidos. Sería el Destino el que lo provocó todo, y no Dios.
Y, entonces, queda el interrogante de cómo se rige lo que hay fuera del Universo: si por libre albedrío o por destino. Es decir, por qué obraría Dios de ese modo.
Por tanto, tenemos dos opciones: por un lado, Dios y libre albedrío, y por otro el destino más solo que la una.

Supongo que habrá que pulirlo un poco, pero habría sido una buena manera de acusar de herejía a la gente durante la Inquisición.


sep 9 2009

Piolín


En un principio, Piolín se llamó Orson y era rosa pero pronto lo cambiaron por el amarillo tras algunas quejas de los censores.

Wikipedia


sep 8 2009

Vuelta al cole

Después de casi tres meses de verano, toca volver a la normalidad. Habrá que aprovechar los dos días que quedan.

El verano me ha dado bastante de sí: Irlanda, Portugal, Electrónica, ganar en el concurso A navegar, 3D Studio Max, Prison Break, chalet… así que no me quejo. Por suerte, en un mes son las Fiestas del Pilar.
Sé que llevo unos cuantos días sin publicar nada, pero es que estoy pasando a limpio una idea que tuve en Irlanda. Me parece que esto del 3D está muy bien para mostrar inventos.

sep 3 2009

Irlanda: parte 7

Y ya termino… Sniff…

Día 23: por la mañana vimos en clase “Vicky Cristina Barcelona”, una película cuya única finalidad es atraer turistas a España. Era peculiar verla en inglés: Javier Bardem incluso decía en un momento “Err… Cómo se decía…” hablando con las neoyorquinas. La película da una imagen de España de atardeceres bonitos, de que todo el mundo está a todas horas con la guitarra y el jamón… Al menos, no tenía demasiada trama.IMAG2032
Por la tarde fuimos con el grupo de Tomás a la feria de Bray, un pueblo cercano. No terminé de entender porqué, pero había dos bandos de irlandeses: los que decían que Bray era maravilloso, y los que lo odiaban a muerte. No había punto medio.
Sólo nos pudimos montar en un par de atracciones, porque al poco empezó a llover.
Por la tarde fui a la “disco” de Gorey, la última.
Aprovechamos para hacer fotos (estuvimos más tiempo haciendo fotos que dentro de la sala en sí), y al poco volvimos a Wicklow.

Día 24: por la mañana fui a clase, por última vez. Hicimos unos test, para ver cuánto habíamos aprendido durante las tres semanas. ¡Gané a todos con un 96% de aciertos!
Después, estuvimos jugando a juegos de palabras, esperando a la hora de comer. Por la tarde fuimos con los de Gorey y Wexford a un club de tiro con arco, como despedida. Para merendar montaron una barbacoa de hamburguesas y perritos calientes, por lo que se montó un follón enorme (a mí se me colaron 3 veces).
También vi a Myra, mi profesora del año pasado.
Después, Fergus nos dejó en nuestras casas (taxi gratuito por ser el último día, como dijo él). Nos regaló una foto del grupo, y ya nos despedimos de él.
Por la tarde nos fuimos todos los españoles al malecón, a pegarnos un baño. Curiosamente, el agua no me pareció tan fría como la última vez.

Rainbow

Más tarde, me fui a casa de Tomás y, como estaba cerca del Tesco, aproveché para comprar tres litros de blackcurrant (hace unos días me terminé la primera botella).

Cuando llegué a casa, pasé las últimas horas con Eileen y Paul. Me regalaron otra botella de blackcurrant, y un libro, “The Sorceress” (es el tercero de la saga de “The Secrets of the immortal Nicholas Flamel”. Están muy bien, son relativamente fáciles de leer.

Día 25: me levanté temprano, para terminar de recogerlo todo. A las 10, me llevaron al aparcamiento de autobuses. Esa tarde jugaba Wicklow un partido de fútbol gaélico, así que me encasquetaron una banderita del condado en la mochila. Hacía juego con la mía de Irlanda. Allí me despedí de mi familia, de los vecinos, de algún profesor… y me monté en el autobús. Adiós, Wicklow.

Una hora más tarde estábamos en el aeropuerto de Dublín. Estuve un rato con Tomás dando vueltas, hasta que encontré a una señora que me dejó sus últimos 4 minutos de conexión a Internet en uno de esos ordenadores de precios abusivos (yo no se lo pedí, ella ya había terminado).
Al poco embarcamos, y dejamos Dublín. Adiós, Irlanda.

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Cuando llegamos a Madrid me despedí de todos: de Tomás, de mi vecina, de Juanlo, de los de mi grupo… y salí fuera, donde me esperaban mi padre y mi hermano (esta vez me comedí bastante: el año pasado salí disfrazado de leprechaun. Cien pares de ojos mirándome).

Y al llegar a casa, mi madre había hecho una tortilla de patatas de verdad.