sep
2
2009
Si te apetece (y si no, también), puedes leer los 5 anteriores capítulos:
Día 20: me desperté “prontito”, a las 3:30 a.m. Quería haberlo hecho el día anterior, pero me dormí. Me vestí, cogí la cámara de fotos y salí fuera a hacer fotos al amanecer. Como todavía era bastante pronto, no se veía casi nada, así que me metí dentro de casa porque fuera hacía fresco. Curiosamente, mi host-hermano mayor (el raro) estaba viendo la tele (¿a las 4 de la mañana?), antes no le había visto porque se estaba haciendo unas alitas de pollo en la cocina. De repente saltó del sofá y dijo, como si fuera lo más normal del mundo, “Hi”. Y siguió viendo la tele. Al cabo de un rato le oí subirse a su cuarto a jugar a GTA IV, así que pude meterme en el salón y mirar desde la ventana cómo progresaba el amanecer. De vez en cuando salía fuera a hacer un par de fotos, que quedaban bastante chulas. A partir de las 4:30 las fotos comenzaron a mejorar por la luz; las anteriores salieron bastante oscuras.
Un poco después, se encendieron las luces de la casa de los vecinos, porque se tenía que ir la francesa. Al parecer, Michelle, la vecina, estuvo tres días comentando por ahí lo de mis fotos.
Justo cuando el sol estaba a punto de salir, se despertaron los dos doberman de la casa de enfrente, y vinieron hacia mí ladrando. No me quedó más remedio que esperar en casa 5 minutos a que se fueran. Cuando salí, el sol ya había subido un buen tramo, así que me quedé sin la foto que quería, pero conseguí esta:
A las 5:45 me volví a casa a dormir. Cuando estaba subiendo las escaleras, Ross me preguntó “You don’t sleep?” y se volvió a su cuarto. Yo aún tuve tres horas más para dormir.
Me levanté a las 9, me preparé y me fui a clase. Cuando llevábamos una hora fuimos a Glendalough (que en gaélico significa “Valle de los dos lagos”), un parque natural. Llegamos a eso de las 12, y lo primero que hicimos fue visitar las ruinas del antiguo monasterio (S. VI). Había una curiosa edificación, con forma cilíndrica, en la que los monjes se refugiaban y ocultaban sus tesoros cuando eran atacados. La puerta estaba a 3 metros de alto, así que cuando estaban todos dentro, tiraban la escalera.
Volvimos a coger el coche y nos fuimos al lago inferior, a empezar la caminata. Tuvimos muchísima suerte: fue el mejor día (meteorológicamente hablando) de las tres semanas que estuve en Irlanda.
No hay que contar mucho: las vistas eran muy bonitas, no había mucha gente, no me cansé mucho…
Vino con nosotros Nessa, la perra de Fergus. Me parece que recorrió más del doble que nosotros.
No es muy recomendable nadar en los lagos: tienen más profundidad de la que aparentan (especialmente el superior), y unido a que el agua está helada y que no hay sal, hacen de adentrarse en el agua algo bastante peligroso.
Antaño, el valle era un glaciar: se puede apreciar en la sección en forma de U.
Irlanda es bastante llana (el pueblo más alto creo que estaba a unos 400 m de altura), así que no hay desniveles especialmente grandes, lo que hacen de ella (especialmente de Wicklow) un buen lugar para hacer senderismo.
Cuando volvimos al lago inferior, nos tomamos un helado. Allí todos los helados son de máquina. Se llaman “99″, nadie sabe porqué (yo creo que es porque antes costaban 99 céntimos, todo puede ser), y suelen ser de nata. Además, se le suele poner un… ¿flake? una especie de chocolatina con forma de prisma, de base cuadrada y unos 6-7 centímetros de altura. Está hecho de finas láminas de chocolate, enrolladas dejando aire entre medio. Es bastante curioso.
Por la tarde me dijo Eileen que su hija había pasado por casa y se había dejado el portátil, pero que no lo recogería hasta dentro de dos días. El problemilla era que ni ella se sabía la contraseña, ni había cable para cargarlo. Aun así, me subí a mi cuarto, cogí el disco de Ubuntu (al final, fue una buena idea), lo metí, y estuve navegando un rato (lo curioso es que ni tenían teléfono, porque estaba roto, ni ordenador, pero tenían contratada la línea de teléfono y de ADSL). Incluso escribí una entrada, pero no me dio tiempo a terminarla, la batería se acabó antes. El disco se quedó dentro, no pude encontrar ni un solo clip en toda la casa.
Más tarde fui a los cañones, pero volví pronto porque tenía bastante sueño.
Día 21: me levanté bastante tarde debido a motivos evidentes.
En clase hicimos algunos ejercicios, y como estaba diluviando, tuvimos que quedarnos en casa. Fuimos a Xtra-Vision, el videoclub (allí todavía quedan. Y no les va nada mal) a alquilar una peli. Después de un rato discutiendo, nos llevamos “El curioso caso de Benjamin Button”. Error. El marco de la historia lo contaba una moribunda. No me enteré de nada. Aunque la película parecía estar bastante bien.
Después de cenar estuve leyendo Watchmen, y más tarde me fui con los españoles y el último grupo de franceses.
Día 22: en teoría, íbamos a ir a un sitio tipo Quasar Elite, pero Fergus recibió una llamada y tuvo que ir a Dublín. Para hacer algo, reservó por Internet 4 entradas para ir a ver Harry Potter 6. Volvimos al Dun-Drum, el centro comercial, y mientras esperábamos a que fuese la hora de ir al cine, estuvimos dando vueltas. Los demás estaban mirando tiendas de ropa, así que yo fui a mi bola. Volví a la tienda en la que había comprado el Lego hacía unos días, y de repente veo “Lego sets: 50%”. Entré mosqueado, y vi que el Lego por el que había pagado 35€ ahora valía 15. Eso sí que es tener mala suerte.
Llegó la hora de reunirse, y nos fuimos al cine. La verdad es que es bastante caro, 7€ por entrada.
La película era decente, pero estaba demasiado comprimida. Aun con todo, duraba más de dos horas. Además, la película es muy oscura: no hay ninguna escena en la que puedas mirar la hora en el reloj sin encender la lucecita.
Cuando terminó, uno del grupo se fue a tomar una hamburguesa al McDonalds, y yo aproveché para volver a la tienda a poner en práctica el plan que me había tenido pensando la mitad de la película.
Encontré al dependiente que me atendió la vez anterior, y le pregunté si los Legos estaban ahora mucho más baratos que cuando los compré yo. Me dijo que sí, que lo sentía. Luego le pregunté si el mío en concreto estaba también rebajado, y me dijo que sí. Así que le dije que suponíamos que yo le devolvía mi Lego, de 35€, y yo compraba 2 iguales con ese dinero. No lo terminó de entender, así que se lo volví a explicar. Cuando lo pilló, me dijo que si traía mi Lego, lo hacía. Yo entonces le dije que me iba al día siguiente (lo cual no era del todo cierto), así que le dije si podía ser ahora. Se lo pensó un momento, fue a la caja, y volvió con mi Lego.
Así que me fui de la tienda con un Lego que normalmente cuesta 35€ sin pagar nada.
Cuando se lo dije a Fergus, se asustó bastante, ya que creía que lo había robado. Por suerte, él sí que me entendió a la primera.
Cuando estábamos volviendo a Wicklow, me llamó Rita, la señora con la que estuve el año pasado. Resulta que estaba yendo con Kevin, el vecino, a Wicklow a visitarme.
Una hora más tarde estaba ya con ellos, y nos fuimos a pasear por Wicklow. Cenamos una hamburguesa (en el único restaurante propiamente dicho de Wicklow), y luego tomamos un helado (un 99). A las ocho, nos despedimos ellos se fueron, no sin darme Kevin un peluche que estaba dando vueltas por su coche.
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ago
28
2009
Se me había ocurrido una idea bastante buena, aunque parece que se me han vuelto a adelantar.
Básicamente, es un diodo casero, que se puede montar sin muchos materiales; lo ideal en caso de que te pase algo tipo Robinson Crusoe. Emplea un imán y un electroimán para funcionar; según cómo esté orientada la polaridad del electroimán, hará contacto o no con el permanente.
Creo que se ve mejor en este dibujo:
Según el sentido de la corriente, el campo magnético se “orienta” hacia un lado o a otro. Si los imanes se repelen, no circula corriente. Si se atraen, la bombilla se enciende. Sencillo y didáctico.
Aunque, según mi padre, ya hay algo así inventado: los antepasados de los diodos debían de ser similares. Si es que ya lo he dicho alguna vez…
hay que nacer antes. Alguna vez se me ocurrirá algo antes que a los demás, y lo patentaré. Pero de momento, creo que toca redescubrir.
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ago
26
2009
¿Qué resultaría de la combinación del sabor del chocolate, la gomosidad de los ositos Haribo y el estallido de los Peta Zetas?
Los de Evil Mad Scientist Laboratories han creado
esta curiosa receta, que además de tener unos ingredientes fáciles de encontrar, es extremadamente sencilla de preparar. En su caso utilizaron unas curiosas ranitas (también de Haribo), pero como en España no las tenemos, supongo que se podrán utilizar también los ositos. He hecho una búsqueda rápida, y he encontrado
Peta Zetas sin saborizantes (cómodo paquete de medio kilo). Los demás ingredientes se pueden encontrar fácilmente en el supermercado o tienda de chuches más cercana. Recomiendan que el chocolate tenga un contenido del 60% de cacao, para que enmascare del todo el sabor de las gominolas.
La receta es simple:
- Fundir el chocolate en un recipiente.
- Verter los Peta Zetas, tantos como acepte el chocolate (o como tengáis). Al parecer, hacen un poco de ruido al principio, pero no pasa nada. Se conservan muy bien en el chocolate.
- Remover hasta que se distribuya todo homogéneamente.
- Aquí viene el inconveniente de no vivir en Estados Unidos: las ranitas son más grandes que los ositos, por lo que bañarlas en la pasta sería relativamente sencillo. La solución para nosotros podría ser trasvasar el contenido del primer recipiente a uno más plano y grande, para poder poner los ositos más rápidamente (y para que no se hundan). Un tenedor cualquiera servirá para darles vueltas y recogerlos.
- Recoger el cargamento de ositos, y alinearlos en un papel encerado, para que no se peguen cuando se solidifiquen (mejor en un recipiente cerrado, para que no haya condensación).
Cuando estén fríos, tendrán un aspecto más o menos como este (pero con forma de osito, y más pequeños):
Ahora sólo me queda pasar a la práctica, que espero poder repetir muchas veces
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ago
23
2009
Hoy he estado experimentando con uno de los inventos más curiosos de Faraday: el motor homopolar (traducción al español en camino). Con tan sólo un tornillo, un imán, una pila y cable se puede crear un simple motor, que funciona incluso con el cable en el eje de rotación.
Supongo que, a gran escala, puede resultar interesante como generador de electricidad, ya que es reversible.
Eso sí, hay que tener cuidado: si no se acierta, se quema la pila. Y los dedos
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ago
21
2009
El jackalope es un animal teóricamente ficticio, tradicional de los Estados Unidos. Parece un cruce entre un conejo-gato y un antílope o ciervo. Yo me resisto a creer que no exista, un animal tan majo tiene que haber aparecido sobre la Tierra en algún momento. Además, sale en un par de capítulos de Los Simpson, por lo que aumenta mucho la credibilidad de sus avistamientos.
La leyenda dice que su leche es buena como medicamento, y que pueden imitar cualquier sonido, desde ruidos de otros animales hasta la voz humana., para poder huir de sus cazadores.
Es bastante tímido, aunque al parecer tiene debilidad por el whisky. Y, si se enfada, se vuelve muy agresivo.
Ahora es cuando viene la decepcionante verdad científica: según se cree, este “mito” se originó por culpa del virus del papiloma “Shome“, que afecta a conejos y liebres. No es tan “benigno” como el humano, ocasiona la aparición de tumores principalmente en la cabeza del animal. Más o menos, así:
No es muy parecido al de la primera foto, pero según parece, estos son los “jackalope”. Bueno, en teoría: todo es una conspiración del Gobierno para ocultarlos.
Está claro que los de verdad existen. Todo esto del virus tiene que ser un burdo montaje de Photoshop hecho para ocultar a los humanos que estos adorables animalitos son más inteligentes que nosotros.
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ago
19
2009
Hoy he ido a ver a Pepe, y me ha dado un par de regalos atrasados de cumpleaños: un osciloscopio (al menos 25 años más nuevo que el que tenía antes. Y lo mejor es que funciona) y un generador de funciones. Yo estoy muy contento, pero me parece que mi madre no opina lo mismo… Por lo menos los aparatos viejos nos los vamos a llevar al trastero para que no ocupen sitio en casa… En fin, sigo: he hecho una foto del equipo al completo, que creo que es bastante explicativa. De izquierda a derecha, y de arriba a abajo:
- Componentes varios: boards, LEDs, circuitos integrados…
- Entrenador. Es una board que lleva integrados diferentes componentes, para que sea más sencillo aprender cómo funciona la Electrónica.
- Calibrador de tubos de rayos catódicos. Me parece que hace ya tiempo que no se usa…
- Osciloscopio nuevo, un bebé comparado con el de su derecha. Doble canal, cómodo atril, poco peso… Y todavía no se ha estropeado
- Osciloscopio viejo: probablemente lo mejor sea donarlo a un museo, o intentar colarlo en el mercado negro como “controles de submarino ruso”.
- Generador de funciones: ondas triangulares, sinusoidales y cuadradas.
- Multímetro o tester: un aparato muy completo, con muchas más opciones que los normales de 3€.
- Tester normal: es de mi padre, y creo que se lo devolveré en cuanto le ponga pilas al otro.
Recomiendo pinchar para hacer zoom
En fin, de momento ya tengo lo que necesito hasta dentro de varios años… Ahora sólo queda aprender cómo aplicarlos a los montajes.
Por cierto,nada más traer el ociloscopio a casa lo he probado, y no ha funcionado, así que me he preocupado bastante. No funcionaba nada, ni siquiera aparecía el puntito luminoso. Yo estaba desesperado, pensando en qué podía estar fallando. Así que, cuando mi padre ha llegado, se lo he enseñado y lo primero que ha hecho ha sido… pulsar el botón de ON.
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