Vuelta a clase tras Semana Santa
Y qué mejor manera hay de volver a recuperar los hábitos de estudio que enterarte de que tienes un examen importante de Física al día siguiente.
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¡Al menos, tenemos uno! :D
Y qué mejor manera hay de volver a recuperar los hábitos de estudio que enterarte de que tienes un examen importante de Física al día siguiente.
¡Al menos, tenemos uno! :D
A los amantes de la música electrónica, y de Jarre en particular, les gustará este peculiar disco que recopila algunas de las mejores piezas del afamado músico francés. Compuesto pensando en sonido envolvente 5.1, en formato DTS la calidad es bestial. Si os interesa, os lo podéis bajar aquí, o en cualquier otro sitio.
Ayer a mi madre se le ocurrió decirme “tira ese bote vacío de patatas”, y eso no se puede hacer. Así que me puse cerebro a la obra, a ver qué se podía hacer con él.
Para hacer nuestros potentes (se oye mejor que con algunos comerciales que he visto por ahí) altavoces, sólo necesitaremos los siguientes materiales:
Además, hará falta cable, pegamento (yo he utilizado termofusible, es una maravilla) y, en función de vuestra habilidad haciendo conexiones, un soldador.
El montaje es bastante sencillo. Primero, se recorta la tapa inferior del bote de Pringles (la metálica) para obtener un tubo hueco. A continuación, se cogen dos cables y se sueldan a las patillas del altavoz (uno al + y otro al -). Al ser un único canal (para el estéreo harían falta dos altavoces), conectaremos el altavoz a una única salida del audio jack. Su anatomía es la siguiente:
En mi caso, he soldado el cable que sale del negativo del altavoz al número 1 (ya que es tierra), y el positivo al 3 (canal izquierdo). Después lo he cubierto todo con una dosis generosa de termofusible para que no se suelte nada.
Lo siguiente es comprobar la conexión: se introduce el conector en el ordenador o reproductor MP3 de turno, y se escucha atentamente alguna canción. Si se oye algo además del ronroneo del ventilador, ¡enhorabuena, funciona! Pero como podréis comprobar, el sonido no es gran cosa: sale hacia todos los lados, y se oye muy bajo. Aquí es donde entra en juego el bote de Pringles: se pega (de nuevo, con termofusible) al altavoz; deberían encajar perfectamente. Se deja secar y… voilà! ¡Ya tenemos nuestros altavoces con subwoofer incorporado!
Tienen un sonido muy peculiar que lo hace idóneo para escuchar canto gregoriano o música coral en general.
Me ha parecido muy curioso este vídeo, realizado con fragmentos de diversas charlas de algunos de los cerebritos [risas] más importantes de la neurología:
Se me había olvidado publicarlo, pero más vale tarde que nunca: he pensado que no merece la pena narrar todo el viaje aquí en el blog, ya que los profesores con los que fuimos lo fueron haciendo cada noche. Si a alguien le interesa leer las crónicas, helo aquí. Os dejo con un fragmento de una entrada que escribí con Fran y Sergio:
El Adriático con la luz del alba
al supremo vaporetto precede
que a la villa del Véneto antecede
y nos encontramos gente a mansalva.
El Palacio Ducal visitamos
de oro de muchos quilates colmado
con obras maestras dignas del papado
y en la Plaza San Marcos alucinamos
ya que el estómago mucho rugía
antes de en góndola, darnos un paseo
fuimos a jalar a una tratoría
y entre edificios que ni la Seo
montamos una gran algarabía
mientras buscábamos un aseo.
No es digno de Quevedo, pero aun así refleja muy bien el espíritu del viaje