A Italia!
No había comentado nada, así que lo digo ahora: en un par de horas me voy a Italia de viaje de estudios con el cole hasta el 16, así que esto estará más parado de lo habitual. ¡Me tomaré unos cuantos helados a vuestra salud, no lo dudéis!
No había comentado nada, así que lo digo ahora: en un par de horas me voy a Italia de viaje de estudios con el cole hasta el 16, así que esto estará más parado de lo habitual. ¡Me tomaré unos cuantos helados a vuestra salud, no lo dudéis!
Estoy bien. La motosierra escocía un poquito, pero con la morfina se me ha pasado.
Ahora en serio (dentro de lo que cabe), la operación ha ido muy bien: ha sido relativamente breve, no me han provocado dolores insufribles (también es cierto que hasta hace un par de horas mi boca parecía un trapo), y me lo pasado “bien”. Lo más curioso ha ocurrido cuando me han empezado a quemar: un apetecible aroma a carne churruscada se ha abierto paso a través de la anestesia, y le ha hecho pensar a mi estómago (que llevaba 15 horas sin probar bocado) en un buen plato de costillas.
Así que ahora estoy aquí tranquilamente, ya plenamente consciente y saciado. Dentro de un poco me iré a dar un paseo (ya estoy preparando la mochila y el saco de dormir) hasta… la otra punta del pasillo.
¡Gracias a Juan, Rafalillo, José Antonio y a los anónimos por los ánimos!
Pues sí, ahora mismo estoy ingresado en una habitación del hospital Miguel Servet, a la espera de que venga alguien a decirme si me tengo que poner o no el pijama.
Tranquilos, no me pasa nada: simplemente me operan de las pecas/marcas que tengonen la cara desdeñáis era pequeño. Mañana me meterán en el quirófano y me tratarán como a un CD: con láser.
Aunque parezca algo bastante aparatoso, únicamente me ingresan estas dos noches para tenerme controlado.
Así que me quedaré esta tarde encerrado por estos lares (lo digo porque no sabría salir; esto es como un laberinto: pasillos monocromáticos, personal vestido de la misma manera, mismos paisajes que se ven desde las ventanas -paredes de ladrillo-…), pero por suerte he venido cargado de tecnología: el iPad con 3G, eBook, MP4, 4 revistas y un par de libros. Vamos, que no me aburriré.
En fin, os mantendré informados antes, duranteY después de la operación. Cambio y corto.
Los últimos siete días quizá hayan sido de los más frenéticos que he tenido en toda mi vida. Como ya sabéis (y si no, os lo comento ahora), estos pasados martes y miércoles estuve exponiendo mi OSciLO-duino en el Premio Nacional don Bosco, organizado por el colegio Salesianos de Zaragoza.
Podría haber sacado un ratito para escribir algo en el blog, diréis. Me habría gustado, pero lo cierto es que ha sido imposible: ayer empecé exámenes de evaluación. Os podréis imaginar cómo han sido mis últimas dos semanas: estudiando, terminando el proyecto, preparando la defensa… pero, como todo buen trabajo, se terminó el día de antes a las tantas de la madrugada (la cartelería con Abraham, y la parte técnica con Pepe).
¿En qué consistió mi proyecto? Bueno, ya colgué hace unas semanas un vídeo comentando en qué consistiría la cosa, pero teniendo ahora en mis manos el prototipo final, lo que os conté hace mes y medio no le hace justicia. Por decirlo brevemente, OSciLO-duino es un osciloscopio de bajo coste (20±3€) que cualquiera con unos conocimientos mínimos puede ensamblar en su casa y que cuenta con unas mejoras fundamentales respecto a los otros osciloscopios “de aficionado” que existen por Internet, e incluso en el mercado: a diferencia de la mayoría, éste puede leer valores negativos, y no sólo eso, sino que lo hace por medio de una novedosa técnica, la rectificación de doble onda (que no es algo precisamente nuevo, pero a nadie se le había ocurrido implementar). Pero bueno, aún se puede mejorar bastante y, de hecho, cuando termine los exámenes y me desature de cables y circuitos nos pondremos manos a la obra con el OSciLO-duino V2.
El examen sobre el proyecto lo hice el martes a las 13:20, ante un tribunal compuesto por tres personas de la rama. Para estas cosas yo me suelo poner bastante nervioso, pero esta vez lo llevaba bien preparado, así que todavía no estaba hiperventilando. Sin embargo, al conectar el portátil al cañón de vídeo para poner el Powerpoint… no pasó nada. Imaginad cómo fue mudando mi expresión mientras probaba diversos métodos, sin resultado. Finalmente, puse la presentación en un modo algo rebuscado, sin poder pasar las diapositivas directamente (encima, en un programa antediluviano). Según Abraham, mi voz estaban tan tensa como mi cuerpo. Durante la tarde anterior, había estado ensayando con Pepe algunas preguntas que me podrían hacer, tales como “¿Por qué has empleado el operacional 3140 en vez el clásico 741?” o “¿No habría sido más cómodo utilizar un puente de diodos?”.
Sólo me preguntaron que cuántos años tenía [...]
Por otro lado, igual de importante o más fue la exposición en sí: había un montón de proyectos que, aunque se me escapaban, merecían la pena (hay que tener en cuenta que este Premio es para Bachillerato y FP; está algo descompensado en ese sentido: a mi tierna edad, estaba participando con/contra gente de veintitantos años). Hubo varios que me llamaron la atención, como el de los chicos de Riojinux (fans de Jarre), un sistema operativo basado en Ubuntu preparado para funcionar en máquinas con pocos recursos; o el de tresdimension.es, un sistema que combinaba vídeo en 3D con sonido binaural (algo que no conocía, es realmente curioso: es un tipo especial de estéreo que es grabado tal y como lo oiría el oído humano, por medio de un micrófono en forma de cabeza). También me parecieron curiosos un proyecto que recogía todos los gestos faciales relacionados con determinadas emociones, algo muy útil para saber cuándo alguien miente, por ejemplo; y otro que, aunque me parece demasiado increíble (incluso a mí) para el nivel de 2º de Bachillerato, a la prensa la volvió loca: un cohete que lanzaron unos chavales para hacer un estudio de la espectrografía de la luz solar sin la influencia de la atmósfera (poderoso caballero es don Dinero). ¡Ah! Y un sistema mejor que cualquier ambientador o extractor que hicieron unos chicos eslovacos: cargaba eléctricamente las partículas de humo (o cualquier otro gas), y luego un electroimán a 20.000 voltios las eliminaba en 5 segundos.
En cuanto a mi stand, lo tenía todo bien montado, pero al ser algo no muy impresionante, me pusieron al final de la sala. Sin embargo, para atraer público, utilicé estrategias comerciales: ¡ofrecer caramelos! La verdad es que sólo venían niños pequeños, que luego se paraban a preguntar a las chicas de al lado por su mochila, y dejaban a mi osciloscopio solo (al menos, una niña de unos 7-8 años tuvo la decencia de preguntar por la caja de puros, y luego aclarar que no le interesaba, que estaba allí por los caramelos).
Aunque no gané (¿no lo había dicho aún? Bueno, en este concurso no era mi meta principal), la verdad es que me lo pasé genial, conociendo a gente con intereses que no se ven mucho por estas tierras, y comiendo gratis un par de días.
Y ya para terminar, supongo que tendré que dar las gracias a Pepe y a Abraham, y a los que han tenido que soportar mi cuarto sin recoger durante mes y pico (hasta ayer no se veía la alfombra, únicamente capas de papeles ordenados a mi manera).
No suelo colgar aquí cosas de mis sueños, pero me acabo de levantar y el que he tenido esta noche bien merecería una novela entera.
Resulta que mi familia necesitaba dinero para hacer algo (¿pintar las paredes? En esos detalles mi cerebro no se fija mucho), y entonces mi abuela sacaba con veneración una tarjeta de regalo del Corte Inglés con anotaciones del puño y letra de JFK (que, al parecer, había sido familiar mío, pero lo habían ocultado). Al parecer, en la tarjeta esta salían unas indicaciones que llevaban a la primera pista, y mi familia contrataba los servicios de dos buscadores de tesoros especializados en este tipo de situaciones. Yo acompañaba a uno de ellos por diversos sitios, como un Wok chino en el que, de paso, he comido bastante: mi mente ha tenido la decencia de ilustrar con todo lujo de detalles el sushi, los rebozados, ensaladas…
Por algún motivo extraño, a Kennedy no le caía bien el cazatesoros al que yo no acompañaba. Eso, o en vida había decidido que sólo se podía llevar el tesoro uno. El caso es que en el Wok de marras había gente de mi clase (?), que en realidad eran infiltrados haciendo maniobras de espionaje, y yo debía eludirlos por un complejo sistema de ascensores interconectados.
Más tarde, me encontraba yo solo en el salón de la casa de campo de mis abuelos, donde todo había empezado todo, y vi una cuerda sospechosa que toda la vida había estado ahí, algo similar a la cadena de la que se estiraba en los trenes de vapor para hacer sonar el claxon. Ni corto ni perezoso, tiré de la cuerda y el suelo empezó a temblar, apareciendo una sima que engulló medio salón. Justo en ese instante llegó el cazatesoros contrario (el que me acompañaba se perdió por el camino), pero tras una breve refriega acabó cayendo por el agujero. Yo me encontré en la tarjeta de regalo del principio una nota que aludía al incidente que acababa de sufrir, y decía en clave (en mi sueño, la letra de JFK era cursiva, boli azul, y me costaba entenderla) que en la leñera había otro papel. Y así era: tras revisar un poco entre las maderas, me encontré con una cartulina, escrita también a mano por mi supuesto familiar, y me puse a leerla. Para evitar que alguien más me la quitase, emprendí un paseo disimulando hasta el baño, donde eché el pestillo y pude comenzar la lectura del escrito. Al poco tiempo alguien al otro lado de la puerta empezó a golpearla, pero me dio tiempo a leer el texto: al parecer, habíamos ganado 10.000€. Había segundo y tercer premio (?), pero había una aclaración: parte del dinero ya había sido entregado a una sobrina de Kennedy porque necesitaba un coche nuevo mientras éste vivía.
Y, como toda gran película, había un “__ meses después”: me encontraba en mi academia de inglés, hablando de presidentes de Estados Unidos, cuando solté que Kennedy era familiar mío, y entonces me hacían contarlo de nuevo, pero explicando nuevas incógnitas, pues mi profesor era experto en el tema (?!!).
Además, al final del sueño había un breve espacio en el que se explicaba cómo hacer con Photoshop una réplica de la carta recibida, con su tipografía incluida (curiosamente, había una posdata que decía algo así como “que Aníbal Barca te proteja”, a lo que mi abuela replicaba que “en esa época se había vuelto un poco raro”).
Supongo que dentro de poco me comprarán los derechos de la película, o bien unos señores amables con camisetas blancas de manga larga vendrán a mi casa.
Ayer comimos con mis tíos, los últimos que quedaban por intercambiarnos los regalos que los Reyes Magos habían dejado en nuestras respectivas casas. Y como ya no queda nadie más que tenga algo para mí, he aquí las cosas que me han traído este año:
Se han portado bien este año