ene 17 2011

De todo un poco

Esta semana no he escrito mucho, pero se ha debido principalmente a que no he tenido cosas consistentes acerca de las que escribir. Sin embargo, sí que es cierto que no he estado recluido, así que contaré un breve resumen de las últimas cosas curiosas que he encontrado o he hecho.

Loituma: probablemente muchos conozcáis esta famosa canción, que se hizo muy popular hace unos años gracias a esta animación flash. Pues bien, a diferencia de lo que mucha gente (incluido yo) pensaba, el idioma de la cancioncilla no es el japonés: se trata de finés, y está interpretada por un grupo de cuatro finlandeses (Loituma) que cantan a capella. De hecho, el nombre original de la pieza es “Ievan’s Polkka”, o “La polca de Eva”.

Osciloduino: otro de los motivos por los que el blog no ha estado muy activo ha sido que me he apuntado a un concurso (Premio Nacional Don Bosco a la Innovación e Investigación Tecnológica), y he sido seleccionado como participante. Así que para la primera semana de marzo he de tener preparado la versión final del Osciloduino, un osciloscopio para Arduino con diversas características que lo diferencian de todo lo hecho hasta ahora. Los detalles son secretos :P

Aserejé, versión ópera: me dejó sin palabras este vídeo que me pasó Pablo ayer. Es… alarmantemente curioso.

Conejitos suicidas: en el Salón del Cómic, que se celebró hace un mes exactamente, compré un libro que ya me llamó la atención el año anterior: El amanecer de los conejitos suicidas, el tercero de la serie. Son páginas y páginas en las que unos conejitos muy majos se suicidan de diversas maneras, cada cual más bestia que la anterior. Vale unos 10 €, pero si no podéis esperar, aquí está el primero (creo).


dic 27 2010

Ganadores de las IV Olimpiadas Tecnológicas

El miércoles pasado fuimos a Cubit, una biblioteca sobre la que tengo que escribir algún día de estos, ubicada en la antigua Azucarera del Rabal, para participar en las IV Olimpiadas Tecnológicas organizadas por la ciudad de Zaragoza y la fundación Ceste.

Aunque aún no habíamos ganado, ya teníamos cara de haberlo hecho.

Nuestro equipo (Alfonso, Ernesto, Alejandro y un servidor) competía contra otros 18 grupos provenientes de diversos centros de Zaragoza, tanto de 1º como de 2º de Bachiller. El concurso consistía, principalmente, en tres pruebas: una WebQuest (búsquedas encadenadas empleando Google), una partida a Wii Sports Tenis, y otra WebQuest para subir puntos.

El nivel era medio-alto, pues las preguntas necesitaban de más tiempo del que disponíamos (10 minutos por tanda, que se hacían insuficientes por culpa de los equipos patateros en los que se trabajaba). Por ejemplo, una de las búsquedas del primer día trataba sobre curiosidades del pintor Pablo Gargallo, algo que nuestro equipo no dominaba muy bien (por sier todos de Ciencias). Sin embargo, algo que inclinó la balanza a nuestro favor fue el hecho de que había varias preguntas que nos sabíamos ya de memoria. Por ejemplo, la primera de una tanda de 10 cuestiones rezaba “Pegamos celo en un lápiz y doce meses después lo quitamos. ¿Qué premio recibimos?”. En esta en concreto los equipos contrarios se tiraban de los pelos, mientras que nosotros la respondimos sin usar el ordenador porque yo sabía que era el grafeno. Para que luego digan que pierdo el tiempo en el ordenador :P

El viernes nos comunicaron que habíamos pasado a la final, en la que competíamos contra otro grupo: como mínimo, íbamos a resultar subcampeones (700€).  Pero el sábado llegó,y gracias a que uno de los temas que salieron fue Matemáticas, Ernesto resolvió varios de tacada y pudimos entregar mucho antes que el equipo contrario. En la Wii empatamos, pero les llevábamos mucha ventaja en las preguntas, por lo que resultamos vencedores y nos llevamos (en realidad, se los llevó el colegio) los 1000€.

Este miércoles, el colegio nos dio como muestra de agradecimiento un eReader a cada uno de nosotros, un SIGMATek, que aún tengo que probar un poco más antes de escribir mi opinión sobre él.


dic 13 2010

La verdadera Navidad

ACTUALIZACIÓN – 20/12/2010 – Este relato ha recibido el 2º premio en el concurso del Ayuntamiento. Con esto empieza a demostrarse mi teoría para ganar concursos.

Sé que últimamente no he escrito mucho, pero es porque he estado estos días colaborando con un rastrillo contra el cáncer, e investigando un poco el tema de tema de enviar datos inalámbricamente. También escribí un relato para el concurso de mi colegio, le podría haber sacado más partido, pero lo hice deprisa y corriendo el último día:

–Bueno, aún quedan tres minutos, pero como veo que estáis impacientes, vamos a salir antes ­–dijo la profesora.

Toda la clase se levantó, y salió atropelladamente por la puerta. Al fin y al cabo, era el último día de colegio antes de las vacaciones de Navidad.

En el trayecto de vuelta a casa, Luna pensó sobre el breve relato de la Natividad que había leído aquel día en clase. Le parecía sorprendente cómo un nacimiento y los presentes entregados al niño hacía más de dos milenios habían desembocado en la celebración que tal y como la conocemos hoy en día, una Navidad repleta de bombillas de colores y anuncios de perfumes. Acto seguido, oyó a alguien gritando su nombre, sacándola de sus ensoñaciones. Era su tío, que la llamaba para concretar el modelo del nuevo teléfono que quería que encargase a los Reyes, pues ella aún no se había decidido. Un poco después, Luna llegó a su casa, se tumbó en el sofá y dejó que las vacaciones comenzaran por sí solas.

Durante los días siguientes, Luna hizo lo que no había podido durante las semanas anteriores: durmió hasta tarde, salió con sus amigos, se fue de compras… Pero su tranquilidad no duró mucho, pues durante todo el día de Nochebuena la actividad en su casa fue frenética. En unas horas iban a llegar sus abuelos, sus tíos y primos, a algunos de los cuales no veía desde el año pasado, y aún quedaba mucho por hacer. Junto con su hermano pequeño, Javier, preparó una ensalada, mientras sus padres cocinaban un suculento asado. Poco a poco comenzó a llegar la gente, hasta saturar la cocina, como ocurría normalmente. Los niños pequeños se fueron a montar un puzle mientras los demás conversaban animadamente sobre diversos temas. Como siempre, el padre y el tío de Luna acabaron enzarzados en una discusión, pero después de tantos años haciendo lo mismo ya no inquietaban a nadie.

Cerca de las diez de la noche ya estaban todos hambrientos, esperando a que llegase el abuelo, pues se estaba retrasando bastante, probablemente debido al tráfico. Cuando ya se empezaron a inquietar, María, la madre de Luna, decidió llamarle para preguntarle cuándo llegaría.

– ¿Dígame? –preguntó el abuelo.

–Hola papá, ¿dónde estás? Estamos ya todos en casa, esperándote.

–No te preocupes, estoy llegando ya. Eso sí, poned una silla y un plato más en la mesa.

–Pero, ¿quién…? –comenzó la madre de Luna.

–Estad tranquilos, llegaré en cinco minutos. ¡Hasta ahora!

María  se quedó pensativa con el auricular en la mano, reflexionando sobre lo que habría querido decir su padre.

–Entonces, María, ¿llega o no llega? –inquirió el tío Luis.

–Ha dicho que llegaba enseguida, pero viene con alguien… Yo creía que estábamos todos, ¿no?

–Quizá sea el primo Borja, pero yo creía que cenaba con unos amigos –propuso alguien por el fondo.

–Ni idea, vamos a esperar… –dijo María, mientras preparaba otro servicio.

Como había dicho, el abuelo llegó a los cinco minutos. Todo el mundo se arremolinó en torno a la puerta para ver quién era el invitado sorpresa. Para el asombro general, se trataba de un niño de edad similar a la de Javier, algo desastrado y con aspecto asustado. Llevaba puesta una chaqueta vaquera que le quedaba algo grande y unos pantalones remendados.

–¡Buenas noches a todos! –saludó el abuelo. Os presento a Ian. Le he encontrado sentado en un banco… ¡Con el frío que hace ahí fuera! Tiene tu misma edad, Javier, seguro que te llevas bien con él.

–Pero, papá… –comenzó María, quedándose cortada ante la mirada que le dirigió su progenitor– Bueno, Ian –continuó–, vamos a limpiarnos las manos, que cenaremos enseguida.

Un par de horas más tarde, Ian jugaba alegremente con Javier y el resto de primos, mientras Luna comía turrón al tiempo que meditaba sobre lo que se le ocurrió al salir de clase unos días atrás. En ese momento se encontraba feliz, pensando que su abuelo había hecho bien en invitar a Ian a cenar. Al fin y al cabo, la Navidad consistía en eso: ayudar a los demás, pasárselo bien con la familia y compartir lo que se tiene. Porque, ¿qué era un móvil nuevo comparado con hacer feliz a alguien que iba a pasar su Nochebuena solo y aterido?

Aquella noche, una nueva estrella apareció en el cielo.


nov 30 2010

¡Libre! Fin de mis primeros exámenes de Bachillerato

Antes de nada, volvamos a dar la bienvenida a nuestro amigo Nino:

Y ahora, pues bueno, qué voy a decir que no sea evidente. El salto de la ESO a Bachillerato se nota bastante, especialmente por el hecho de que hay que llevar la materia al día sí o sí. Aunque asignaturas como Matemáticas o Inglés no me han exigido demasiado tiempo, sí que es verdad que nunca había estudiado tanto para un examen como lo he hecho con Filosofía. En Francés me he confiado demasiado, sobreestudiando para Dibujo Técnico, así que ya veremos cómo va todo.

Pero ahora, tres días más de cole, ¡y puente de 5 días! A ver si termino ya lo de las calculadoras Casio, que ya va siendo hora.


nov 14 2010

Nova

Ayer tuve que escribir para Filosofía cómo sería mi utopía, es decir, mi mundo ideal. Me habría gustado extenderme más, y explicar más cosas (quizá una distopía), pero tenía espacio limitado. He aquí Nova:

Nova

Era domingo y, como todos los domingos, tenía que ir fuera de la ciudad para la sesión de apreciación. Desde la fundación de Nova se venía haciendo esta actividad una vez a la semana, que era obligatoria para todos los humanos del Cúmulo.

Cuando me levanté de la cama, mi asistente personal ya estaba en la puerta, esperándome con mi ropa y una taza de café modificado genéticamente. Sin duda alguna, los avances de la Genética habían hecho mucho por el bienestar del Cúmulo. Aunque también podíamos ingerir píldoras con los nutrientes necesarios para todo un día, algo muy práctico, yo prefería degustar la comida.

Como todas las mañanas, la prenda que me traía mi sirviente era la misma: una toga a la antigua usanza transparente en su totalidad, pero que, cuando se llevaba puesta, cambiaba su color y su diseño en función del tiempo, de la hora del día, de mis emociones… Hoy tenía un agradable color verde.

Estaba cepillándome los dientes cuando se apagaron todas las luces de la casa. Vaya, llegaba algo tarde a la sesión de apreciación.

Estas sesiones nacieron como uno de los pilares fundamentales de la Tercera Era: hacia finales del S. XXII, y por tanto de la Segunda Era, la gente estaba tan acostumbrada a los adelantos tecnológicos que los llegaron a considerar parte de la Naturaleza. Para poder valorar en toda su grandeza la tecnología que había hecho posibles sueños como la inmortalidad, y la propia Nova, se procedió a la creación de estas sesiones: una vez cada siete días se vivía en medio del entorno natural, sin herramienta artificial alguna, emulando a los antiguos pobladores del planeta.

Era una obligación algo molesta, pero necesaria para que no ocurriera otra catástrofe como la que marcó el fin de la Segunda Era: la Humanidad vivía cómodamente con unos avances jamás vistos, y todos confiaban tanto en las máquinas que, cuando ocurrió el Incidente (todavía no está claro si fue una explosión nuclear, un corte del suministro eléctrico o una fatal guerra), la mayoría de personas se vieron obligadas a depender de sí mismas, de unos instintos que apenas habían ejercitado.

Así pues, gran parte de la Humanidad pereció en tan sólo unos meses, y habría fenecido por completo de no hacer sido por un grupo de científicos y pensadores que, temiendo alguna catástrofe, almacenaron todo el saber humano en una colonia que fundaron secretamente bajo tierra, y cuando las suecuelas del Incidente disminuyeron, volvieron a salir y repoblaron la faz de la Tierra, construyendo una sociedad en la que nadie estaba por encima de los demás: todo el trabajo manual lo realizaban los robots, que se encargaban de tareas como la agricultura, la minería o la construcción (tareas a las que antes se dedicaban muchas vidas humanas, llegando incluso a la esclavitud), suprimiendo para siempre el trabajo como algo obligatorio y permitiendo a los ciudadanos dedicarse única y exclusivamente a sus aficiones: Artes, Ciencias, Artesanía… pero no estando obligados por nadie a hacer nada que no desearan.

Aunque en los comienzos de la Nueva Era (Nova fue la primera ciudad en ser construida) fueron los fundadores los que dirigieron la sociedad, pronto se pasó a un sistema que garantizaba la igualdad y la distribución equitativa del poder: el Consejo. Todos los días era necesario acceder a una red informática en la que todos los habitantes de la Tierra y , posteriormente, del Cúmulo, daban su opinión e ideas sobre los diversos temas que incumbían a toda la población. Esto se basaba, fundamentalmente, en que todo el mundo tenía una educación realmente sobresaliente, obtenida gracias a programas de estimulación mental.

¿La justicia? La mayoría de los ciudadanos jamás habían cometido falta alguna, pero las pocas que había, normalmente debidas a malentendidos, eran resueltas justamente en el Consejo.

Nosotros, en Nova, también dependíamos mucho de las máquinas, pero sabiamente: sabíamos lo que podían hacer, y hasta dónde podíamos llegar. Por otra parte, habíamos logrado crear una sociedad en la que no había guerras, pues todo el mundo tenía lo que quería sólo con desearlo. Además, problemas como la muerte ya estaban totalmente erradicados: tales eran nuestros avances que la única preocupación, lo único que no teníamos controlado, era el hecho de que quizá existiesen otras civilizaciones más allá de los planetas del Cúmulo… Pero eso ya es otra historia.


oct 17 2010

Clasificación de los peregrinos en el Camino de Santiago

Ahora que he terminado mi tercer Camino de Santiago, creo que puedo escribir los diferentes tipos de peregrinos que uno se puede encontrar por el Camino:

  • Peregrino estándar: caracterizado por haber comprado varias cosas de su indumentaria, si no todas, en Decathlon (Quechua).
  • Turigrino: peregrino que hace el Camino andando, pero acostumbra a exigir incluso por lo que es gratis.
  • Falso peregrino: cuenta con un coche de apoyo, al igual que algunos turigrinos, pero éste recorre la mayor parte del trayecto en su vehículo, caminando únicamente los últimos kilómetros.
  • Peregrino auténtico: el que huele a peregrino, y no posee los suficientes medios materiales.
  • Pijigrino: peculiar especie de peregrino cuya característica más notable es la de ir vestido como si fuera a una boda: véase gran profusión de cocodrilos de Lacoste, caballos de Ralph Lauren… No suelen hacer grandes etapas, y muchas veces son turigrinos.
  • Hippygrino: peregrino con una sólida mata de pelo, que suele tener rastas, y desprende un aroma similar al del peregrino auténtico, pero viste mejor (mucha lana).
  • Habitante del Camino: raro tipo de peregrino auténtico caracterizado por no tener vida extrajacobea: su existencia está basada en vagar por el Camino, yendo a Santiago, volviendo a Roncesvalles, otra vez a Santiago, luego Somport… Y así, toda la vida.